Despido injustificado en teletrabajo: soluciones

Despido injustificado en teletrabajo: soluciones

Publicado el 19 de agosto de 2025


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Qué es despido injustificado en teletrabajo

Hablamos de despido injustificado en teletrabajo cuando la empresa extingue el contrato sin razones válidas o sin acreditar una causa legal suficiente, ya sea disciplinaria o por razones objetivas. En la práctica, el término técnico que suelen usar los juzgados es “despido improcedente”, porque carece de una causa probada o porque no se han respetado los requisitos formales exigibles. En entornos remotos, el reto consiste en demostrar hechos que ocurren fuera del centro de trabajo, donde la comunicación se apoya en herramientas digitales (correo, chat, videollamadas) y las reglas internas se plasman en políticas de teletrabajo, control horario o desconexión digital.

Es fundamental distinguir entre causas de despido y bajo rendimiento no acreditado, entre pérdida real de productividad y ausencia de objetivos medibles o instrucciones claras. Con frecuencia, el conflicto nace de una evaluación de desempeño poco transparente, falta de registro horario fiable o cambios organizativos mal gestionados. Si la empresa no documenta los incumplimientos con pruebas objetivas o no respeta el procedimiento (comunicación escrita, hechos concretos, fechas, posibilidad de audiencia), el despido puede calificarse de improcedente.

Idea clave: Un despido en teletrabajo no es “más fácil” para la empresa. Exige la misma solidez probatoria y el mismo respeto a la forma; la distancia física no reduce las garantías del trabajador.

  • Necesidad de carta de despido clara y detallada.
  • Objetivos y métricas comprensibles cuando se alegue bajo rendimiento.
  • Respeto a la intimidad, desconexión y límites del control digital.

Señales y pruebas en entornos remotos

En el teletrabajo, las señales de que un despido injustificado puede estarse gestando suelen apreciarse en el historial digital: cambios bruscos en tareas, instrucciones contradictorias por chat, reuniones sin acta ni objetivos, o exigencias de disponibilidad fuera de horario que luego se utilizan para cuestionar la implicación del trabajador. Conservar esta trazabilidad es crucial. Los mensajes de correo electrónico, agendas de reuniones, hilos de Slack o Teams y capturas de las herramientas de seguimiento de proyectos constituyen la base probatoria para reconstruir el contexto y desenmascarar argumentos genéricos o no consistentes.

También son valiosos los registros de jornada y las políticas internas. Si el registro horario es impreciso o falla de forma recurrente, resulta difícil sostener un discurso de absentismo o impuntualidad. Por otra parte, reportes de desempeño con métricas variables, objetivos cambiados sin aviso o evaluaciones que no reflejan el trabajo entregado señalan falta de rigor. Las videollamadas pueden documentarse mediante convocatorias, resúmenes por escrito y acuerdos enviados tras la reunión. A falta de actas, un correo de confirmación sirve para dejar constancia.

Checklist probatorio: conserva correos y chats clave, descarga tus nóminas y partes de jornada, guarda capturas de tareas entregadas y resultados; formaliza por email cualquier instrucción ambigua.

  • Historial de tickets o tareas en herramientas de proyecto.
  • Registros de acceso a VPN o aplicaciones corporativas.
  • Políticas de teletrabajo, desconexión y uso de dispositivos.

Derechos y normativa aplicable en España

El marco general descansa en el Estatuto de los Trabajadores y, para el trabajo a distancia, en la normativa específica de trabajo a distancia y teletrabajo, así como en convenios colectivos aplicables. Estos textos aseguran que el hecho de trabajar desde casa no disminuye derechos: igualdad retributiva, prevención de riesgos, dotación y mantenimiento de medios, compensación de gastos cuando proceda, registro horario fiable y respeto a la intimidad y a la desconexión digital. La empresa debe informar de cualquier sistema de control, su finalidad y alcance, respetando principios de proporcionalidad y minimización de datos.

Ante un despido, se exige forma escrita con hechos concretos y fecha de efectos. La falta de precisión o la invocación genérica a “pérdida de confianza” suele conducir a la improcedencia. Además, el teletrabajo no justifica monitorizaciones intrusivas ni usos de la cámara para vigilar al empleado, salvo en circunstancias muy tasadas y siempre con transparencia. El convenio puede reforzar garantías (p. ej., prioridad de recolocación o plazos de adaptación) y debe consultarse en cada caso.

Puntos a recordar: mismo nivel de derechos que en presencial; herramientas de control comunicadas; desconexión digital obligatoria; medidas disciplinarias proporcionadas y justificadas.

  • Igualdad de trato y no discriminación por trabajar en remoto.
  • Información previa sobre medios de control y tratamiento de datos.
  • Formación y prevención de riesgos adaptadas al domicilio.

Plazos y pasos para impugnar el despido

El plazo para impugnar un despido es breve: hay que actuar con rapidez desde la fecha de efectos comunicada en la carta. Lo habitual es presentar papeleta de conciliación ante el servicio administrativo competente (SMAC u órgano equivalente) y, si no hay acuerdo, interponer demanda ante el Juzgado de lo Social. Mientras preparas la reclamación, reúnes pruebas y cifras: salario bruto anual, antigüedad, variables, pluses y cualquier comunicación relevante. También conviene calcular la posible indemnización por improcedencia para tener margen de negociación.

Antes de la conciliación, haz un guion de hechos: qué se te exigió, cómo respondiste, qué entregables constan y qué fallos de procedimiento detectas. En teletrabajo, la coherencia temporal de las pruebas digitales (sellos de tiempo, metadatos de archivos, trazabilidad de tareas) es determinante. Cualquier error formal de la empresa (fecha incorrecta, falta de concreción, ausencia de pruebas) refuerza tu posición. Paralelamente, revisa si la empresa ofreció alternativas menos gravosas (p. ej., plan de mejora, adaptación de objetivos o recolocación).

Ruta práctica: recopila pruebas → papeleta de conciliación → cálculo de indemnización → negociación → demanda si no hay acuerdo.

  • Control del plazo desde la fecha de efectos.
  • Documentación ordenada por fechas y temas.
  • Previsión de escenarios: acuerdo, juicio, readmisión.

Indemnización, finiquito y salarios de tramitación

Ante un despido declarado improcedente, la empresa suele optar entre readmitirte o abonarte la indemnización legal correspondiente. Es clave distinguir la indemnización (por extinción) del finiquito (liquidación de partes proporcionales: vacaciones no disfrutadas, pagas extra, horas o pluses debidos). En teletrabajo, los conceptos variables (productividad, plus de disponibilidad, compensación de gastos) deben incluirse si están pactados. Revisa nóminas y políticas para evitar omisiones. Los salarios de tramitación solo proceden en supuestos específicos (p. ej., readmisión o según el resultado procesal), por lo que conviene que un profesional revise tu situación concreta.

En negociación, presenta un cálculo razonado de la indemnización y del finiquito, con respaldo documental. Si existían bonus ligados a objetivos y hay evidencias de cumplimiento, intégralos. Ten presente las cotizaciones y el impacto fiscal de la indemnización, así como posibles créditos formativos o equipos entregados. Si la empresa retiene dispositivos, asegúrate de contar con copias de seguridad de tu trabajo (en la medida permitida) y devuelve el material con inventario para cerrar la relación de forma ordenada.

Consejo: pide un desglose por conceptos y fechas. La claridad en el finiquito evita conflictos posteriores y fortalece tu posición si el caso termina en sede judicial.

  • Indemnización ≠ finiquito: revisa ambos.
  • Incluye variables y compensaciones pactadas.
  • Comprueba cotizaciones y retenciones correctas.

Control empresarial, teletrabajo y protección de datos

Las empresas pueden organizar y controlar el trabajo, también a distancia, pero deben hacerlo de manera transparente y proporcionada. Sistemas de monitorización de actividad, capturas periódicas de pantalla o exigencias de cámara encendida plantean límites. La finalidad debe ser legítima (p. ej., verificar cumplimiento horario o seguridad), y la medida, la menos intrusiva posible. Además, el deber de información implica comunicar a los trabajadores qué datos se recaban, con qué finalidad, durante cuánto tiempo y quién accede a ellos. La política de protección de datos y la política de teletrabajo deben encajar con el convenio y con la normativa sobre derechos digitales.

Si el despido se apoya en evidencias obtenidas con herramientas de control no informadas o desproporcionadas, esa prueba podría cuestionarse. En paralelo, el principio de desconexión digital protege frente a mensajes o tareas fuera de jornada, salvo excepciones justificadas. Un uso abusivo de comunicaciones fuera de horario que luego se usa para reprochar “inactividad” durante la jornada es incoherente. Documentar estos excesos ayuda a poner en evidencia prácticas irregulares y a reequilibrar la narrativa cuando se discute la procedencia del despido.

En la práctica: solicita por escrito la política de control y la evaluación de impacto si la medida es especialmente intrusiva; pide canalizar objetivos y entregables por herramientas que dejen rastro verificable.

  • Transparencia sobre herramientas de control.
  • Proporcionalidad y minimización de datos.
  • Respeto estricto de la desconexión digital.

Políticas internas, convenios y pactos de teletrabajo

El teletrabajo suele estar regulado por un acuerdo individual o anexo al contrato donde se fijan la jornada, el lugar de prestación, la dotación de medios, la compensación de gastos y las reglas de control y seguridad. A su vez, el convenio colectivo puede imponer condiciones adicionales, como tiempos de disponibilidad, pausas, prioridades de formación y perfiles de puestos con derecho preferente a teletrabajar. Cuando aparece un conflicto que desemboca en despido, la coherencia entre lo pactado, lo aplicado y lo evaluado marca la diferencia. Si la empresa se aparta de lo estipulado sin consenso o no actualiza los objetivos cuando cambian las funciones, la defensa del trabajador se refuerza.

Conviene revisar si hubo comunicaciones que modificaran de facto el acuerdo (por ejemplo, cambios unilaterales de horario, exigencia de presencia repentina o supresión de herramientas necesarias). También importa la formación: exigir resultados sin haber dotado al trabajador de los medios y conocimientos adecuados es una contradicción. En materia disciplinaria, el principio de tipicidad exige que la conducta reprochada esté claramente definida en el régimen sancionador interno y en el convenio, con graduación de faltas y sanciones.

Claves de revisión: acuerdo de teletrabajo, comunicaciones de cambios, registro horario, política de uso de dispositivos, catálogo disciplinario y evaluaciones de desempeño.

  • Coherencia entre lo pactado y lo exigido.
  • Documentación de cambios sustanciales.
  • Formación y medios suficientes para los objetivos.

Negociación y conciliación efectiva en el SMAC

La fase de conciliación es una oportunidad real para cerrar el conflicto con rapidez y seguridad. Llegar bien preparado sugiere haber hecho los deberes: un relato cronológico claro, pruebas ordenadas, cálculo de indemnización y finiquito, y propuestas concretas. En despidos en teletrabajo, resalta los puntos débiles de la empresa: falta de información sobre controles, ausencia de métricas objetivas, evaluaciones contradictorias, vulneración de la desconexión o irregularidades en el registro horario. Aporta ejemplos con fechas, mensajes y entregables. No se trata de abrumar con documentos, sino de exponer una historia coherente que haga ver el riesgo de litigio.

Durante la negociación, plantea escenarios: indemnización reforzada, carta de recomendación, fecha de baja ajustada o cláusulas de no impugnación equilibradas. Evita aceptar cláusulas desproporcionadas (confidencialidad o no competencia extensas) a cambio de lo mínimo. Si la empresa propone readmisión, valora condiciones reales de retorno: funciones, herramientas, objetivos y respeto a la modalidad de teletrabajo pactada. Un acuerdo sólido reduce incertidumbre y costes para ambas partes.

Estrategia: anclar la negociación en datos verificables; mostrar alternativas de cierre; cuidar la redacción final para que sea ejecutable y clara.

  • Relato cronológico y pruebas clave.
  • Propuestas cuantificadas y realistas.
  • Revisión minuciosa del texto del acuerdo.

Readmisión, paro y plan de reincorporación

Si el resultado del proceso es la readmisión, planifica el retorno para que no sea una fuente nueva de conflicto. En teletrabajo, esto implica acordar por escrito herramientas, plazos de adaptación, objetivos y canal de seguimiento. Una readmisión eficaz restablece funciones y respeta el acuerdo de teletrabajo, evitando castigos velados como la retirada de acceso a sistemas o la asignación de tareas inconexas. Si el resultado es indemnización y extinción, revisa tu acceso a la prestación por desempleo y asegúrate de recibir certificados de empresa y documentos necesarios para el SEPE en tiempo y forma.

También conviene diseñar un plan de transición profesional: actualización del perfil, referencias, portafolio de logros en remoto y una estrategia de búsqueda que destaque competencias clave (gestión autónoma del tiempo, colaboración asincrónica, disciplina de documentación). En paralelo, cierra correctamente con la empresa: devuelve dispositivos con inventario, revoca accesos personales y protege tus datos. Un cierre ordenado facilita futuros procesos de selección y reduce riesgos reputacionales.

Tip práctico: solicita reuniones de seguimiento en la readmisión para medir objetivos y evitar malentendidos; si sales de la empresa, guarda constancia del finiquito y de la entrega de equipos.

  • Documentos para el paro y certificados al día.
  • Plan de retorno con hitos y métricas.
  • Cierre ordenado: accesos, equipos y datos.

Preguntas frecuentes

¿Puede una empresa exigirme tener la cámara encendida todo el tiempo? La empresa puede organizar el trabajo, pero medidas intrusivas deben ser excepcionales, justificadas y proporcionales. Lo normal es usar objetivos y entregables, no vigilancia constante. Si el control no fue informado o es excesivo, su valor probatorio se debilita.

Si no registré la jornada por fallos técnicos, ¿pueden acusarme de absentismo? El registro horario es una obligación empresarial. Si hay fallos del sistema, se deben articular soluciones (partes manuales, correcciones). Sin soporte fiable, es complejo sostener acusaciones de absentismo. Documenta incidencias y tus comunicaciones.

¿Qué hago si me entregan una carta de despido genérica? Pide copia, anota fecha de recepción y conserva sobre o email. Solicita aclaraciones por escrito y prepara papeleta de conciliación. Una carta inconcreta suele conducir a la improcedencia si la empresa no aporta pruebas consistentes.

¿Puedo negociar una carta de recomendación junto con la indemnización? Sí. En conciliación es habitual pactar indemnización, fecha de efectos y documentos complementarios (referencias, certificados). Asegúrate de que el texto final refleje lo acordado y evita cláusulas desproporcionadas.

¿El teletrabajo reduce mis derechos frente a un despido? No. Se mantienen las mismas garantías: forma escrita, causa acreditada, respeto a la intimidad, control proporcional e igualdad retributiva. La distancia no disminuye tus derechos.

  • Conserva pruebas digitales y ordena los hechos por fechas.
  • Actúa rápido: conciliación y, si procede, demanda.
  • Negocia con datos y busca un cierre claro y ejecutable.

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