
Cómo Poner una Demanda Laboral
Publicado el 13 de julio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 15 min
Índice
- Qué es una demanda laboral y cuándo conviene interponerla
- Evaluar tu caso y reunir pruebas eficaces
- Papeleta de conciliación: paso previo imprescindible
- Redacción de la demanda: estructura y contenido
- Presentación, plazos y cómputo de días
- Costes, asistencia jurídica y justicia gratuita
- Cómo se desarrolla el proceso en la jurisdicción social
- Casos frecuentes y particularidades
- Errores a evitar y consejos prácticos
- Preguntas frecuentes
Qué es una demanda laboral y cuándo conviene interponerla
Poner una demanda laboral es el mecanismo formal para reclamar ante un Juzgado de lo Social la tutela de tus derechos profesionales cuando la vía interna o la conciliación administrativa no han dado resultado. La demanda laboral canaliza conflictos como despidos, reclamaciones de cantidad, clasificación profesional, sanciones, vacaciones, movilidad geográfica, reconocimiento de derechos, acoso y vulneración de garantías fundamentales. Su objetivo es obtener una sentencia que repare el daño (readmisión, indemnización, pago de salarios, anulación de la sanción, cese del acoso, entre otros) y siente una base jurídica clara para el futuro.
Conviene interponer una demanda cuando exista un perjuicio actual o un riesgo cierto de pérdida de derechos y cuentes con elementos de prueba mínimos que permitan sostener la pretensión. En muchas materias la acción está sujeta a plazos breves —por ejemplo, en el despido—, por lo que esperar puede implicar la caducidad o la prescripción. En términos estratégicos, también se demanda para forzar una negociación real cuando la empresa ignora los requerimientos o dilata respuestas. La demanda laboral no es solo “el último recurso”; bien utilizada, es una herramienta que ordena el conflicto, fija hechos y fechas, y obliga a la parte contraria a posicionarse con rigor ante un juez.
Señales de que debes demandar:
- Te han despedido y dudas de la causa o de la indemnización calculada.
- Arrastras atrasos salariales u horas extra no pagadas pese a reclamaciones internas.
- Has sufrido una sanción sin pruebas, o un cambio sustancial de condiciones perjudicial.
- Detectas indicios de acoso o discriminación y la empresa no actúa.
Antes de demandar, valora la proporcionalidad: el coste emocional y económico frente al beneficio potencial. En ocasiones, acompañar la demanda laboral con una estrategia de comunicación interna y una propuesta de acuerdo facilita soluciones rápidas. Sin embargo, si está en juego tu empleabilidad futura, tu salud o sumas pérdidas económicas relevantes, iniciar el proceso cuanto antes suele ser lo más prudente.
Evaluar tu caso y reunir pruebas eficaces
Una demanda laboral sólida se apoya en una evaluación inicial honesta de fortalezas y debilidades. Empieza por elaborar una cronología detallada de los hechos con fechas exactas: contratación, comunicaciones relevantes, cambios de funciones, inicio de impagos, sanciones, baja médica, y cualquier hito que incida en el conflicto. Identifica la pretensión principal (por ejemplo, declaración de despido improcedente o pago de salarios) y las pretensiones subsidiarias (intereses por mora, daños y perjuicios, reconocimiento de categoría). Esta claridad orientará la búsqueda y selección de pruebas.
Las pruebas más habituales incluyen: contrato y anexos, nóminas, vida laboral, correo electrónico corporativo, mensajes, partes de trabajo, cuadrantes de horarios, registros de jornada, recibos, actas de reuniones, protocolos, evaluaciones de desempeño, informes médicos, y cualquier documento que acredite el hecho controvertido. Para situaciones de acoso o discriminación, conviene recoger indicios: comunicaciones despectivas, asignación de tareas degradantes, testigos, comparativas de trato, estadísticas y registros de quejas internas. En reclamaciones de horas extra, el control horario y la trazabilidad de tareas digitales (accesos, tickets, commits) pueden ser decisivos.
Buenas prácticas probatorias:
- Conserva copias de seguridad fuera del entorno corporativo, respetando la legalidad y tu deber de confidencialidad.
- Evita manipular documentos; prioriza originales o copias íntegras.
- Anota quién emitió cada documento, cuándo y por qué.
- Si hay testigos, registra sus datos de contacto y su relación con los hechos.
La carga de la prueba puede variar: en casos de vulneración de derechos fundamentales, basta aportar indicios razonables para que la empresa deba justificar su actuación. En reclamaciones de cantidad, deberás demostrar el trabajo realizado y la deuda. La evaluación de riesgos también incluye valorar la posibilidad de peritajes (por ejemplo, informáticos para verificar registros o médicos en casos de daño psíquico). Una preparación meticulosa reduce sorpresas y aumenta tu poder negociador antes y durante el proceso de la demanda laboral.
Papeleta de conciliación: paso previo imprescindible
En la mayoría de conflictos laborales, la conciliación administrativa es un requisito previo para poder presentar la demanda laboral. Consiste en interponer una papeleta ante el servicio de mediación y conciliación competente (según tu comunidad autónoma), donde sintetizas los hechos, la relación laboral, la empresa demandada y lo que solicitas. La conciliación busca un acuerdo rápido que evite el juicio, ya sea con reconocimiento de cantidades, clasificación profesional, o la calificación del despido.
La redacción de la papeleta debe ser concisa y estratégica: lo suficiente para delimitar el objeto del conflicto y suspender o interrumpir los plazos, sin revelar toda tu táctica probatoria. Incluye la identificación de las partes, fechas clave (por ejemplo, de la carta de despido o del último impago), el salario y categoría, y la petición concreta. Si hay varios conceptos (salarios, pluses, horas extra), desglósalos. La cita de conciliación se notificará a las partes; si la empresa no comparece, se considerará intentada sin efecto.
Ventajas de conciliar:
- Agilidad: puedes resolver en días o semanas, frente a meses del proceso judicial.
- Seguridad: el acuerdo tiene fuerza ejecutiva si se formaliza correctamente.
- Coste: reduce gastos de litigio y estrés emocional.
Si alcanzas un acuerdo, revisa bien los términos: cantidades netas y brutas, plazos de pago, renuncias, cotizaciones y retenciones. Evita firmar clausulados genéricos de renuncia a acciones si no recibes una compensación adecuada. Si no hay acuerdo, el acta de conciliación te habilita para presentar la demanda laboral ante el juzgado. En algunos supuestos (por ejemplo, tutela de derechos fundamentales o conflictos colectivos), la conciliación puede tener particularidades; asesórate para no incurrir en defectos formales que después limiten tu pretensión en sede judicial.
Redacción de la demanda: estructura y contenido
La demanda laboral funciona como la hoja de ruta del juicio. Debe identificar a las partes, el órgano jurisdiccional, el objeto del proceso y las pretensiones, así como narrar de forma ordenada los hechos y fundamentarlos en derecho. Inicia con los datos personales y de la empresa, convenio aplicable, salario y antigüedad. A continuación, expón los hechos en orden cronológico, con fechas, documentos y testigos asociados. Evita adjetivos superfluos y enfócate en hechos verificables.
En el apartado jurídico, cita las normas y la doctrina relevantes con claridad, enlazándolas con tus hechos. Define con precisión lo que solicitas en el suplico: por ejemplo, que se declare la improcedencia o nulidad del despido, con readmisión y abono de salarios de tramitación, o que se condene a la empresa al pago de una cantidad con intereses. Si pides medidas cautelares o tutela de derechos fundamentales, motiva la urgencia y proporcionalidad. Adjunta los documentos en un índice numerado y solicita el recibimiento del pleito a prueba, enumerando testigos y peritos potenciales.
Checklist de calidad de la demanda laboral:
- Coherencia entre hechos, fundamentos y suplico.
- Petición cuantificada y desglosada cuando procede.
- Pruebas identificadas y localizables.
- Plazos controlados y conciliación acreditada.
Cuida el lenguaje: profesional, conciso y respetuoso. Una demanda clara facilita que el juez entienda el conflicto desde el inicio, aumenta la probabilidad de una audiencia ágil y favorece propuestas de acuerdo realistas. Recuerda que lo escrito delimita el debate: omisiones o ambigüedades pueden dejar fuera reclamaciones importantes. Por ello, dedicar tiempo a esta fase es invertir en el resultado del proceso.
Presentación, plazos y cómputo de días
Presentar una demanda laboral requiere estar muy atento a los plazos, que pueden ser de caducidad (transcurridos los cuales pierdes el derecho a reclamar) o de prescripción (se interrumpen con determinadas actuaciones). En despido, el plazo para impugnar suele ser de 20 días hábiles desde la fecha de efectos. En reclamaciones de cantidad, los salarios ordinarios acostumbran a prescribir al año. La papeleta de conciliación interrumpe o suspende ciertos plazos, por lo que conviene presentarla cuanto antes si el tiempo corre en tu contra.
El cómputo de días hábiles excluye sábados, domingos y festivos. Anota los festivos locales y autonómicos. Conserva el justificante de presentación telemática o presencial. A la demanda laboral se adjuntan copias para las partes y se presenta ante el Juzgado de lo Social competente por el lugar de prestación de servicios o el domicilio del demandado, según corresponda. Si hay pluralidad de empresas (por ejemplo, empresa de trabajo temporal y usuaria), valora la litisconsorcio para no dejar fuera a responsables solidarios.
Consejos de agenda procesal:
- Calendariza el último día de plazo y fija recordatorios intermedios.
- Guarda pantallazos de las presentaciones telemáticas, con sello de tiempo.
- Si necesitas subsanar, hazlo de inmediato y por la misma vía.
- Controla las notificaciones electrónicas diariamente.
En algunos supuestos se aplican especialidades: en tutela de derechos fundamentales, el procedimiento es preferente y sumario; en conflictos colectivos, existen trámites específicos de comunicación previa. Consulta siempre la normativa aplicable a tu comunidad y al órgano competente. Un error en el cómputo de plazos es uno de los fallos más costosos: puede hacer inviable una demanda sólida desde el punto de vista material.
Costes, asistencia jurídica y justicia gratuita
Iniciar una demanda laboral tiene costes variables: honorarios profesionales, posibles peritajes, desplazamientos y el tiempo que dedicarás a preparar el caso. En la jurisdicción social, no son preceptivos abogado ni procurador para el trabajador, pero contar con asistencia especializada suele marcar la diferencia en estrategia, prueba y redacción. Muchos despachos ofrecen primera consulta gratuita o tarifas cerradas por fases (conciliación, demanda, juicio), y algunos trabajan con honorarios mixtos que combinan fijo y éxito.
Si tus recursos son limitados, explora la justicia gratuita. En función de tus ingresos y unidad familiar, puedes acceder a asistencia letrada sin coste, incluyendo peritajes necesarios autorizados. Los sindicatos y asociaciones profesionales también proporcionan servicios jurídicos a afiliados. Cuando negocies honorarios, exige hoja de encargo por escrito con alcance, plazos y política de comunicaciones. Pregunta por los riesgos de costas y por la viabilidad real de la demanda laboral; una evaluación transparente te permitirá decidir con criterio.
Cómo optimizar costes:
- Aporta la documentación ordenada y digitalizada para reducir horas de trabajo.
- Define objetivos claros: qué mínimo aceptarías en un acuerdo.
- Valoración de peritajes solo si aportan ventaja significativa.
- Evalúa acuerdos tempranos cuando el riesgo probatorio es alto.
Recuerda que un buen asesoramiento no solo litiga; intenta resolver el conflicto del modo más eficiente posible. A veces, una carta bien fundamentada, un cálculo detallado de salarios o un informe técnico inclinado hacia tu tesis sirven para cerrar acuerdos que evitan el juicio, sin renunciar a tus derechos.
Cómo se desarrolla el proceso en la jurisdicción social
Tras presentar la demanda laboral, el juzgado la admite a trámite, da traslado a la empresa y señala vistas: conciliación judicial y, si no hay acuerdo, juicio. En la audiencia preliminar se depuran cuestiones procesales, se proponen pruebas y se intenta un último acercamiento. En juicio, expondrás tu relato, se interrogará a las partes y declararán testigos y peritos. La prueba documental se valora junto con la testifical y pericial, atendiendo a la coherencia y a la credibilidad de las fuentes.
La sentencia puede ser estimatoria total o parcial, o desestimatoria. En despido, el fallo califica la decisión empresarial como procedente, improcedente o nula, con efectos en readmisión o indemnización. En reclamación de cantidad, fijará las sumas debidas e intereses. Tras la sentencia, cabe recurso en los términos que establezca la ley; consulta plazos y requisitos. Si la empresa no cumple voluntariamente, se abre ejecución: embargos, recargos y medidas para asegurar el pago o el cumplimiento de la readmisión.
Preparación para juicio:
- Ensaya tu declaración: breve, factual y coherente con la demanda.
- Coordina testigos: disponibilidad, puntualidad y foco en hechos.
- Organiza las pruebas por temas, con marcadores claros.
- Anticipa objeciones y prepara respuestas jurídicas sencillas.
La experiencia del juzgado y la carga de trabajo influyen en los tiempos. Mantén comunicación fluida con tu representación y actualiza cualquier novedad (nuevos documentos, correos, cambios en tu situación laboral). La profesionalidad y la serenidad en sala son tan importantes como la solidez del escrito inicial.
Casos frecuentes y particularidades
Aunque cada conflicto tiene su matiz, hay patrones que se repiten en la práctica. En despido improcedente, la clave es desmontar la causa alegada por la empresa y controlar el cálculo de indemnización y salarios. En despido nulo por vulneración de derechos fundamentales (embarazo, discriminación, represalias), el foco está en aportar indicios sólidos que inviertan la carga de la prueba. En reclamaciones de horas extra, es vital el control horario y la consistencia entre turnos, comunicaciones y resultados.
En impagos salariales, recopila nóminas, transferencias y comunicaciones donde se reconozca la deuda. En clasificación profesional, compara funciones realmente realizadas con tu categoría contractual y el convenio. En movilidad geográfica o cambios sustanciales, prueba el perjuicio y la falta de causas organizativas reales. En acoso, engloba indicios: mensajes, testigos, informes médicos y denuncias internas. La demanda laboral en estas materias debe adaptar su estructura a las particularidades probatorias y a la estrategia de remedio buscada.
Puntos finos por tipo de caso:
- Despido objetivo: verifica carta, causas y documentación soporte (balances, productividad).
- Sanciones: graduación, proporcionalidad y antecedentes disciplinarios.
- Vacaciones: planificación, denegaciones y evidencia de solicitud en tiempo.
- Discriminación: comparativas con pares y políticas internas aplicadas de forma distinta.
Cada supuesto exige modular el tono y la petición. No es igual pedir la nulidad que la improcedencia, o reclamar daños y perjuicios adicionales. Define la prioridad: ¿reincorporación o indemnización? ¿cese del acoso con medidas internas o resolución de contrato con compensación? Esta claridad, trasladada a la demanda, simplifica el juicio y mejora tus posibilidades de éxito.
Errores a evitar y consejos prácticos
El primer error común es dejar pasar los plazos. Muchos trabajadores consultan tarde y, aunque tengan un caso fuerte, ya no pueden interponer demanda laboral por caducidad. El segundo error es presentar escritos confusos, con pretensiones contradictorias o sin cuantificar. El tercero es confiar en que “todo se arreglará” sin documentar: si no guardas correos, nóminas y registros, tu relato puede debilitarse en juicio.
También es frecuente sobrecargar la demanda con argumentos jurídicos genéricos que no conectan con los hechos del caso, o no pedir pruebas clave por pensar que “ya se verán en el acto”. Otro fallo es no preparar a los testigos: una declaración imprecisa o contradictoria puede restar valor a documentos sólidos. Por último, firmar acuerdos de conciliación sin revisar implicaciones fiscales y de Seguridad Social puede generar problemas posteriores.
Consejos accionables:
- Haz una línea temporal desde el inicio de la relación laboral y actualízala.
- Centraliza la documentación en una carpeta digital con subcarpetas por tema.
- Define un “mínimo aceptable” de acuerdo antes de la conciliación y del juicio.
- Ensaya tu declaración con preguntas hostiles para ganar seguridad.
La clave es combinar rigor procesal con estrategia. Un caso bien planteado desde la papeleta de conciliación, con pruebas ordenadas y una demanda laboral clara, multiplica las opciones de acuerdo favorable o de sentencia estimatoria. Apóyate en profesionales, pero participa activamente en la preparación: tú conoces mejor que nadie lo ocurrido.
Preguntas frecuentes
¿Necesito abogado para poner una demanda laboral?
No es obligatorio para el trabajador en la jurisdicción social, pero contar con asistencia especializada mejora la calidad del escrito, la estrategia probatoria y la negociación. Si tus recursos son limitados, valora la justicia gratuita o los servicios jurídicos sindicales.
¿Cuál es el plazo para impugnar un despido?
Generalmente 20 días hábiles desde la fecha de efectos. Presentar la papeleta de conciliación suspende o interrumpe el cómputo según el caso, por lo que debes actuar de inmediato para no perder tu derecho.
¿Qué pruebas son más útiles?
Documentos (contrato, nóminas, registros de jornada), comunicaciones (correos, mensajes), testigos y, cuando proceda, informes periciales. Ordenarlas por fechas y temas facilita su valoración por el juez.
¿Puedo reclamar horas extra y a la vez impugnar un despido?
Sí. Puedes acumular acciones compatibles o presentarlas separadamente si conviene a la estrategia. Asegúrate de cuantificar la reclamación y aportar control horario u otros indicios consistentes.
¿Qué pasa si la empresa no acude a la conciliación?
Se considera intentada sin efecto y podrás presentar la demanda laboral. La incomparecencia no te perjudica, pero conviene llevar ya preparada la estrategia para el proceso judicial.