
Indemnización por accidente en prácticas laborales
Publicado el 27 de septiembre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 11 min
Índice
- Qué es un accidente en prácticas laborales
- Quién responde y en qué supuestos
- Primeros pasos tras el accidente
- Documentación imprescindible
- Cálculo de la indemnización y baremo
- Vías de reclamación: mutua, empresa y aseguradora
- Plazos y prescripción
- Cómo reforzar tu caso: pruebas
- Errores frecuentes a evitar
- Preguntas frecuentes
Qué es un accidente en prácticas laborales
Hablar de indemnización por accidente en prácticas laborales exige, primero, entender qué se considera accidente en este contexto. De forma general, se entiende por accidente aquel hecho súbito que provoca una lesión corporal o daño a la salud del estudiante o persona en formación durante el tiempo y lugar de sus prácticas, o con ocasión de ellas. Esto incluye tanto las prácticas curriculares vinculadas a estudios como las extracurriculares, así como los periodos de formación dual o becas de inserción, siempre que exista un centro de trabajo, un tutor o responsable y un plan de actividades. La clave es la vinculación funcional con las tareas encomendadas: un corte manipulando material, una caída en un desplazamiento interno, un golpe por falta de señalización o una lesión por esfuerzo inadecuado pueden calificarse como accidentes.
No todos los incidentes serán indemnizables del mismo modo. Si el hecho ocurre fuera de jornada y sin relación con las prácticas, carece, en principio, de cobertura. En cambio, si el daño se produce por deficiencias en la prevención de riesgos, falta de equipos de protección individual (EPI) o instrucciones incompletas, pueden activarse responsabilidades adicionales frente a la entidad de acogida. Por otra parte, existen supuestos asimilados, como el accidente in itinere (desplazamientos de ida o vuelta a la práctica) o los ocurridos en pausas razonables vinculadas a la actividad. De nuevo, la relación de causalidad será determinante.
El marco jurídico que rodea las prácticas varía según el convenio con la universidad o el centro formativo, y si existe o no una relación laboral. A veces intervienen pólizas específicas suscritas por la entidad académica, otras una mutua colaboradora o la aseguradora de responsabilidad civil de la empresa. Entender quién presta la cobertura y con qué alcance es esencial para diseñar la estrategia de reclamación. En todo caso, el objetivo de la indemnización es resarcir el daño personal y material, abordando tanto las lesiones (secuelas, días de baja, rehabilitación) como los perjuicios económicos (gastos, pérdida de oportunidades o ingresos de prácticas).
Idea clave: el accidente en prácticas se define por su conexión directa con la actividad formativa. Determinar esa conexión y la cobertura aplicable es el primer paso para reclamar con éxito.
Quién responde y en qué supuestos
Identificar a los potenciales responsables es crucial para la indemnización por accidente en prácticas laborales. Dependiendo del modelo de prácticas, pueden coexistir varias coberturas: (i) la póliza de accidentes o responsabilidad civil suscrita por la universidad o centro formativo; (ii) la póliza de responsabilidad civil de la empresa de acogida; (iii) la mutua o entidad aseguradora que cubra contingencias profesionales si existe asimilación al régimen laboral; y (iv) pólizas específicas contratadas para el programa de prácticas. No se trata de elegir al azar, sino de analizar el convenio de prácticas, el plan formativo, la carta de derechos y deberes y las cláusulas de seguro.
La empresa de acogida puede responder si se demuestra culpa o negligencia en la organización del trabajo o en la prevención de riesgos: ausencia de EPI, máquinas sin protecciones, señalización insuficiente, falta de formación inicial, supervisión deficiente o encargos de tareas no previstas. En esos casos, además de la indemnización propia del seguro, podría plantearse un incremento o recargo de prestaciones cuando proceda o una reclamación de responsabilidad civil extracontractual. Si el daño deriva de un hecho fortuito sin infracción preventiva, la cobertura podría limitarse a la póliza de accidentes, con cuantías prefijadas por baremos internos o por el baremo legal de daños personales aplicado a efectos indemnizatorios.
En el entorno universitario, la responsabilidad puede compartirse. El centro formativo tiene deberes de diligencia en la selección de entidades colaboradoras y en la tutela del estudiante, mientras que la empresa debe garantizar condiciones seguras y tareas adecuadas al aprendizaje. La existencia de un tutor y protocolos de acogida ayuda a encuadrar responsabilidades. En último término, si hay varios posibles obligados, es habitual reclamar a todos para que, en su caso, entre ellos diriman la contribución final.
- Revisa el convenio de prácticas y sus anexos de seguro.
- Comprueba si hubo omisión preventiva o falta de formación.
- Valora reclamar solidariamente a pólizas y responsables potenciales.
- Conserva toda comunicación con tutores y responsables de la empresa.
Primeros pasos tras el accidente
Los primeros minutos tras un accidente condicionan la viabilidad de la indemnización por accidente en prácticas laborales. Prioriza la salud: acude a urgencias o al centro concertado por la mutua si existe. Solicita y guarda el parte de asistencia, diagnósticos, pruebas y consejos de tratamiento. Indica claramente que el incidente se ha producido durante las prácticas para que quede constancia en la historia clínica y en el parte de accidente, si procede. En paralelo, notifica el hecho al tutor de prácticas y al responsable de prevención o recursos humanos de la empresa. El registro de notificación con fecha y hora es una prueba valiosa.
Recoge evidencia del lugar y la causa: fotografías del entorno, de la máquina o material implicado, de señales insuficientes o suelos en mal estado. Identifica testigos y solicita sus datos de contacto. Si hubo fallo de un equipo, conserva el estado y referencia del mismo; puede resultar necesaria una pericial técnica. Documenta también el horario y la tarea encomendada en ese momento, cotejándolo con el plan formativo o encargado del día. Crear una cronología desde el minuto cero reduce discusiones futuras sobre causalidad.
Finalmente, informa a tu centro formativo para activar la cobertura de su póliza, si existe. Pide por escrito el procedimiento de declaración de siniestro y los plazos para aportar documentación. Guarda copias de todo, preferiblemente en soporte digital organizado por carpetas (médica, laboral/centro, fotos, testigos, gastos). Un enfoque ordenado desde el inicio acelera la tramitación, incrementa la oferta indemnizatoria y prepara el terreno por si hubiera que iniciar acciones legales.
Checklist inmediato: asistencia médica, notificación a empresa y centro formativo, parte de accidente, fotos del lugar, datos de testigos, cronología, y archivo digital de documentos.
Documentación imprescindible
Una reclamación sólida exige un dossier documental completo. En materia de indemnización por accidente en prácticas laborales, te recomendamos reunir de forma sistemática: (i) el convenio o acuerdo de prácticas y sus anexos; (ii) el plan formativo y la descripción de funciones; (iii) la designación del tutor y registros de formación o acogida; (iv) comunicaciones con la empresa, centro formativo y aseguradoras; (v) partes médicos, informes de urgencias, pruebas diagnósticas, rehabilitación y alta; (vi) parte de accidente, si se emitió, e informes de investigación interna o del servicio de prevención; (vii) fotografías y vídeos del lugar de los hechos; (viii) datos de testigos y sus declaraciones; (ix) recibos y justificantes de gastos; y (x) cualquier informe pericial disponible.
El expediente médico es el corazón de la cuantificación del daño: detalla días impeditivos/no impeditivos, secuelas funcionales o estéticas y tratamientos. Si la aseguradora propone una valoración insuficiente, considera solicitar una pericial médica independiente que utilice el baremo aplicable. En paralelo, la documentación preventiva (evaluación de riesgos, entrega de EPI, instrucciones, certificaciones de equipos) permite sostener la responsabilidad de la empresa si hubo deficiencias. En ocasiones, una simple carencia de registro de formación ya evidencia incumplimiento.
Por último, centraliza la relación con las aseguradoras en una única vía escrita (correo electrónico profesional), numerando anexos y señalando versiones. Esto evita extravíos y facilita acreditar que entregaste lo necesario dentro de plazo. Un expediente ordenado no solo mejora las opciones de acuerdo amistoso, sino que acorta los tiempos de cobro.
- Convenio de prácticas y plan formativo.
- Historial médico completo y rehabilitación.
- Parte de accidente e investigación interna.
- Pruebas fotográficas y testigos.
- Justificantes de gastos y periciales.
Cálculo de la indemnización y baremo
Calcular una indemnización por accidente en prácticas laborales implica valorar el daño personal y patrimonial conforme a criterios objetivos. La práctica habitual se apoya en el baremo de daños personales (utilizado en el ámbito de tráfico como referencia técnica extensa), que asigna puntuaciones a secuelas, establece importes por días de curación (impeditivos y no impeditivos) y reconoce perjuicios particulares como pérdida de calidad de vida, daño moral por cicatrices, necesidad de prótesis o ayuda de tercera persona. Aunque el origen sea un accidente en prácticas y no de circulación, sus tablas son una guía técnica empleada por peritos y aseguradoras.
A ello se suman los perjuicios económicos: gastos médicos no cubiertos, desplazamientos a rehabilitación, medicación, fisioterapia y, cuando proceda, pérdida de retribuciones, becas, dietas o ayudas vinculadas a las prácticas. En casos de secuelas que afecten la empleabilidad futura, se valora el perjuicio patrimonial por pérdida de oportunidades profesionales. Si se acredita infracción preventiva grave de la empresa, pueden activarse conceptos adicionales y, en contextos laborales, recargos sobre prestaciones, que son compatibles con la responsabilidad civil.
La cuantificación requiere informes médicos fechados, coherentes y completos. Una oferta motivada por parte de la aseguradora debe ser evaluada comparando cada partida con el baremo y las pruebas del expediente. Si hay discrepancias, solicita una contraoferta razonada con referencias técnicas. La proporcionalidad y la transparencia en el cálculo incrementan la probabilidad de acuerdo extrajudicial y reducen la litigiosidad.
Consejo práctico: utiliza una hoja de cálculo con pestañas para días de curación, secuelas, gastos y perjuicios particulares. En cada pestaña, vincula la partida a la prueba concreta (informe, factura, diagnóstico).
Vías de reclamación: mutua, empresa y aseguradora
Las vías de reclamación en una indemnización por accidente en prácticas laborales suelen desplegarse en paralelo. Primero, si existe cobertura de mutua o seguro de accidentes, tramita el parte aportando informes médicos y el relato del hecho. Pide siempre número de siniestro y confirma por escrito los plazos de valoración y oferta. En segundo lugar, notifica a la aseguradora de responsabilidad civil de la empresa de acogida, detallando los indicios de responsabilidad (fallos preventivos, ausencia de EPI, tareas no previstas). Si las prácticas derivan de un convenio universitario con póliza propia, abre también ese expediente e identifica solapamientos para evitar lagunas de cobertura.
En caso de negativa o oferta insuficiente, valora mecanismos de mediación o reclamación previa. La negociación por etapas —con una primera oferta basada en daños temporales y una segunda tras consolidación de secuelas— puede facilitar acuerdos. Si el daño es relevante o hay rechazo injustificado, la vía judicial permite reclamar la responsabilidad civil y, cuando proceda, recargos o sanciones derivadas de incumplimientos en prevención. La elección del fuero y la acumulación de acciones deben planificarse con asesoramiento jurídico.
Mantén una comunicación ordenada: cada envío con su índice de anexos y un resumen ejecutivo de los hechos, lesiones y cuantía pretendida. Esto mejora la trazabilidad del expediente y muestra seriedad, lo que a menudo acelera respuestas y ofertas más ajustadas a derecho.
- Abrir parte en mutua o seguro de accidentes (nº de siniestro).
- Notificar a la aseguradora de RC de la empresa de acogida.
- Activar póliza universitaria si existe.
- Negociar por etapas y, si procede, acudir a la vía judicial.
Plazos y prescripción
Los plazos son determinantes en la indemnización por accidente en prácticas laborales. Debes distinguir entre los plazos internos de comunicación del siniestro a la aseguradora (habitualmente breves) y los plazos legales de prescripción para ejercer la acción de responsabilidad civil. Aunque las prácticas no constituyan siempre una relación laboral plena, conviene actuar con la mayor diligencia: notificar cuanto antes, pedir confirmación de recepción e interrumpir la prescripción mediante reclamación fehaciente si la negociación se alarga. La fecha de consolidación de secuelas puede influir en el cómputo para cuantificar definitivamente, pero no esperes al último día para formalizar tu reclamación.
Registra una línea temporal del caso: accidente, asistencia inicial, inicio y fin de rehabilitación, emisión de informes de alta, recepción de ofertas y contraofertas. Cada hito debe tener soporte documental. En muchos expedientes, la estrategia pasa por reclamar inicialmente los daños temporales y, más adelante, ajustar la cuantía en función de las secuelas definitivas. Esta táctica, bien justificada, evita perder fuerza negociadora y te mantiene dentro de plazo.
Si detectas riesgo de prescripción, prioriza el envío de una reclamación formal con cuantía orientativa y reserva de derechos para actualizarla cuando obres de informes finales. Asesórate para elegir el cauce más adecuado según la póliza y el tipo de responsabilidad que aprecies. Actuar a tiempo es, a menudo, la diferencia entre cobrar lo justo o no cobrar.
Tip de gestión: utiliza recordatorios calendarios para hitos clave (notificación, respuesta aseguradora, revisión médica) y archiva acuses de recibo. La organización es tu mejor seguro frente a la prescripción.
Cómo reforzar tu caso: pruebas
La fortaleza probatoria determina el éxito de una indemnización por accidente en prácticas laborales. Empieza por las pruebas médicas: partes de urgencias, informes de especialidades, plan de rehabilitación, evolución y alta. Pide que los informes mencionen la relación con las prácticas, la limitación funcional y las secuelas previsibles. Acompaña con imágenes diagnósticas (radiografías, resonancias) y, si procede, fotografías de lesiones visibles o cicatrices. Si el dolor persiste, solicita evaluación de daño corporal.
En el plano técnico-preventivo, las pruebas del lugar son decisivas: fotografías de la zona, del equipo implicado, de la señalización y de los EPI disponibles. Reúne manuales, fichas técnicas y registros de mantenimiento. Si la empresa realizó una investigación del accidente, pide copia. En casos complejos, encarga una pericial de ingeniería o prevención de riesgos que analice cumplimiento normativo, adecuación de tareas al plan formativo y medidas de control existentes.
Finalmente, los testigos y la trazabilidad documental (tutorías, correos, partes de trabajo) refuerzan el nexo causal. Evita testimonios vagos: solicita declaraciones breves, con fecha, lugar, tarea, hecho observado y datos de contacto. Cuanto más concreta sea la evidencia, más difícil será para la aseguradora negar la relación o minimizar el daño.
- Informes médicos completos y coherentes.
- Fotografías del entorno, equipos y EPI.
- Registros de formación, instrucciones y tutorías.
- Testigos identificados con contacto verificable.
- Pericial médica y/o técnica cuando sea necesario.
Errores frecuentes a evitar
Aun con un caso sólido, ciertas decisiones pueden debilitar tu indemnización por accidente en prácticas laborales. El primer error es no dejar rastro: no notificar formalmente a la empresa y al centro formativo, o hacerlo solo de palabra. El segundo es descuidar la prueba médica: faltar a citas, no completar rehabilitación o no pedir informes actualizados. Sin cronología médica robusta, la aseguradora discutirá la entidad del daño.
Otro error habitual es aceptar ofertas tempranas sin valorar secuelas. Las primeras propuestas suelen cubrir únicamente días de curación y gastos básicos. Si existen limitaciones persistentes, cicatrices o dolor crónico, la cuantía debe revisarse con base pericial. Tampoco conviene mezclar comunicaciones: enviar documentos por canales distintos sin índice ni acuses. Centraliza en un correo principal, con confirmación de lectura, y conserva todo ordenado.
Finalmente, evitar la descoordinación cuando hay varias pólizas implicadas: mutua, seguro del centro y RC de la empresa. Aclara desde el principio quién cubre qué partida para no dejar huecos. Si aprecias incumplimientos preventivos, dilo expresamente y fundamenta con pruebas. Este enfoque presiona a la aseguradora para ajustar la oferta y permite, si es preciso, plantear acciones más contundentes.
Evita: notificar tarde, perder documentación, firmar finiquitos u ofertas sin revisión pericial, y dejar caducar plazos. Haz: documentar, contrastar, calcular y negociar con método.
Preguntas frecuentes
¿Tengo derecho a indemnización si mis prácticas no eran remuneradas? Sí, la indemnización no depende únicamente de que cobres o no, sino de la existencia de un accidente vinculado a tus prácticas y de la cobertura aplicable (póliza universitaria, seguro de la empresa, mutua, etc.). La cuantía se calcula por daños personales y gastos, y puede incluir perjuicios por oportunidades perdidas.
¿Qué pasa si me lesioné fuera del horario, pero por una tarea que me pidieron llevar a casa? Si acreditas que la tarea formaba parte del plan formativo o fue un encargo del tutor/empresa, puede existir conexión suficiente para reclamar. La clave es la prueba del encargo y la relación causal con la lesión.
¿Puedo reclamar si yo también cometí un error? Sí. La concurrencia de culpas puede reducir la indemnización, pero no necesariamente la elimina. Si, además, hubo fallos preventivos de la empresa (falta de EPI, formación insuficiente), su responsabilidad puede prevalecer.
¿Cuándo acepto una oferta de la aseguradora? Tras disponer de informes médicos de alta y valoración de secuelas. Compara cada concepto con el baremo y tus gastos reales. Si algo no cuadra, pide contraoferta motivada o una pericial independiente.
¿Necesito abogado? No es obligatorio para negociar, pero es muy recomendable cuando hay secuelas, discrepancias médicas o responsabilidades preventivas. Un asesoramiento experto optimiza la cuantía y reduce riesgos de prescripción o errores procesales.