Despido por bajo rendimiento: ¿Es legal?

Despido por bajo rendimiento: ¿Es legal?

Publicado el 11 de abril de 2025


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Introducción

El despido por bajo rendimiento es una de las causas más controvertidas dentro del ámbito laboral, tanto para empleadores como para trabajadores. A menudo, la productividad de un empleado puede verse afectada por múltiples factores, como la carga de trabajo, el entorno laboral, la salud mental, entre otros. Sin embargo, cuando esta disminución en el rendimiento se vuelve persistente y afecta al funcionamiento general de la empresa, algunas compañías consideran recurrir al despido como medida correctiva. En este contexto, surge una pregunta clave: ¿es legal despedir a alguien por bajo rendimiento?

En España, el despido por bajo rendimiento está contemplado en el Estatuto de los Trabajadores, pero debe cumplir con una serie de requisitos formales y materiales muy estrictos. No basta con alegar una disminución del desempeño; es necesario demostrar que esa bajada en la productividad es continuada, significativa y no justificada por causas ajenas al trabajador. Además, la empresa debe haber proporcionado al empleado los medios y la información necesaria para desempeñar sus funciones correctamente.

Es importante destacar que el bajo rendimiento debe ser comparado con los estándares del puesto y con el rendimiento de otros empleados en condiciones similares. La subjetividad no tiene cabida en este tipo de despidos: la empresa debe presentar pruebas objetivas, como evaluaciones de desempeño, métricas comparativas o advertencias previas documentadas.

Esta temática cobra especial relevancia en sectores donde la medición del rendimiento es más ambigua, como el trabajo creativo o el administrativo, donde no siempre existen indicadores claros. En estos casos, los tribunales analizan cada situación de forma individualizada, valorando tanto el historial laboral del trabajador como la actitud de la empresa frente a la situación.

  • ¿Qué se entiende legalmente por bajo rendimiento?
  • ¿Cuáles son las obligaciones de la empresa antes de proceder al despido?
  • ¿Cómo puede defenderse un trabajador ante un despido de este tipo?

Esta guía está diseñada para responder estas y otras preguntas frecuentes sobre el despido por bajo rendimiento, proporcionando una visión legal, práctica y actualizada. Si eres trabajador y temes estar en esta situación, o empresario y necesitas actuar conforme a la normativa, este artículo te servirá como punto de partida.

¿Qué se considera bajo rendimiento?

El bajo rendimiento laboral se refiere a una disminución notable, continuada y no justificada en la productividad o calidad del trabajo de un empleado, en comparación con los estándares razonables establecidos por la empresa o con el desempeño de sus compañeros en condiciones similares. No se trata de un error puntual o una mala racha pasajera, sino de un comportamiento persistente que afecta a los objetivos organizativos y la eficiencia operativa.

Es fundamental entender que el bajo rendimiento no debe ser confundido con la falta de habilidades para el puesto o con una actitud negligente. Puede tratarse de una situación en la que el trabajador no logra alcanzar los niveles mínimos exigidos, pese a disponer de las capacidades y recursos necesarios. Además, para que sea motivo válido de despido, el empleador debe poder demostrar de forma objetiva que ese rendimiento deficiente tiene consecuencias reales para el funcionamiento de la empresa.

La jurisprudencia ha señalado que el bajo rendimiento debe evaluarse de manera comparativa y objetiva. No basta con una impresión subjetiva del superior jerárquico. La empresa tiene la carga de probar que el rendimiento del trabajador es inferior al esperado, y que dicha situación se ha mantenido en el tiempo sin mejora, incluso tras advertencias o medidas de apoyo.

Algunas causas comunes del bajo rendimiento pueden ser personales o profesionales, como problemas de salud, conflictos en el entorno laboral, desmotivación, falta de formación actualizada, o cambios en la estructura organizativa que afecten a las funciones asignadas. Es por ello que, antes de considerar un despido, muchas empresas optan por implementar planes de mejora del rendimiento o realizar entrevistas de seguimiento.

  • Resultados por debajo del mínimo aceptable en evaluaciones periódicas.
  • Falta de cumplimiento en objetivos o tareas clave.
  • Disminución significativa en la cantidad o calidad del trabajo entregado.
  • Retrasos reiterados en los plazos establecidos sin justificación válida.

En definitiva, el bajo rendimiento es un concepto complejo que requiere ser analizado caso por caso, con evidencias claras y un enfoque imparcial. Su correcta identificación es esencial tanto para la protección de los derechos del trabajador como para la legalidad de cualquier medida disciplinaria que la empresa decida adoptar.

Legalidad del despido por bajo rendimiento

El despido por bajo rendimiento es legal en España, pero solo bajo ciertas condiciones muy específicas y bien fundamentadas. No es suficiente con que un empleador considere que un trabajador no está rindiendo como se espera; es necesario que esta situación esté debidamente acreditada y que se respeten todos los derechos del trabajador. La legislación laboral española contempla el bajo rendimiento como una posible causa de despido objetivo, pero siempre que se cumplan los requisitos establecidos en el Estatuto de los Trabajadores y se garantice el debido proceso.

La legalidad del despido se basa en la existencia de una disminución voluntaria y continuada en el rendimiento del trabajador. Esta bajada debe ser cuantificable y no atribuible a factores ajenos a su voluntad, como problemas de salud, cambios en las condiciones laborales, falta de formación o instrucciones confusas por parte de la empresa. Además, la empresa debe documentar con claridad y objetividad esa disminución, incluyendo comparativas, evaluaciones o métricas de desempeño que respalden su decisión.

La jurisprudencia ha recalcado en numerosas sentencias que el despido por bajo rendimiento solo será declarado procedente si se demuestra que el rendimiento del trabajador ha sido significativamente inferior al esperado y que esta situación se ha mantenido en el tiempo. Cualquier despido basado en percepciones subjetivas o sin pruebas concretas puede ser declarado improcedente o incluso nulo.

Además, para que el despido sea legal, la empresa debe cumplir con una serie de formalidades, entre ellas:

  • Notificación por escrito explicando las causas del despido.
  • Indicación clara de los hechos que lo motivan, con fechas y cifras.
  • Indemnización correspondiente al despido objetivo, salvo casos excepcionales.
  • Preaviso mínimo de 15 días o abono de los días en su defecto.

En conclusión, el despido por bajo rendimiento puede ser legal si se acredita adecuadamente y se respetan los derechos del trabajador. Sin embargo, si no se justifica con pruebas sólidas, existe un alto riesgo de que el despido sea considerado improcedente por los tribunales, obligando a la empresa a readmitir al trabajador o indemnizarlo con una cuantía superior.

Requisitos legales para el despido

Para que un despido por bajo rendimiento sea considerado legal en España, es imprescindible que la empresa cumpla con una serie de requisitos formales y materiales establecidos en el Estatuto de los Trabajadores y desarrollados por la jurisprudencia. El incumplimiento de cualquiera de estos elementos puede dar lugar a la declaración de improcedencia del despido y, por tanto, a la obligación de readmisión del trabajador o al pago de una indemnización superior.

Estos requisitos tienen como objetivo garantizar que el despido sea objetivo, justificado y respetuoso con los derechos del trabajador. No basta con alegar una bajada en la productividad; debe tratarse de una disminución significativa, sostenida en el tiempo y ajena a causas imputables a la empresa o al entorno laboral.

La empresa debe demostrar que ha evaluado objetivamente el rendimiento del trabajador y que ha ofrecido las oportunidades necesarias para su mejora antes de proceder al despido. La ausencia de medidas previas como advertencias, formaciones o entrevistas de seguimiento puede debilitar la justificación legal del despido.

A continuación, se detallan los requisitos esenciales que debe cumplir un despido por bajo rendimiento para considerarse válido:

  • Motivación objetiva: El empleador debe acreditar una disminución real en el rendimiento laboral del trabajador.
  • Comparativa razonable: El rendimiento debe ser inferior al de otros trabajadores en condiciones similares.
  • Duración continuada: La bajada de rendimiento no puede ser esporádica o puntual, sino sostenida en el tiempo.
  • Ausencia de causa externa: El rendimiento no debe verse afectado por factores externos como problemas de salud o cambios en la estructura de la empresa.
  • Preaviso y carta de despido: Se debe comunicar por escrito, detallando los hechos que lo motivan, con un preaviso mínimo de 15 días o la compensación correspondiente.
  • Indemnización adecuada: En los despidos objetivos, corresponde una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.

Cumplir con estos requisitos no solo es una obligación legal, sino también una medida preventiva frente a posibles reclamaciones judiciales. La carga de la prueba recae sobre la empresa, por lo que documentar cada paso del proceso es clave para defender la legalidad del despido ante los tribunales.

Procedimiento que debe seguir la empresa

Cuando una empresa detecta un bajo rendimiento continuado por parte de un trabajador, no puede proceder al despido de manera inmediata ni arbitraria. Existen una serie de pasos que deben cumplirse rigurosamente para garantizar que el proceso se ajusta a la legalidad vigente y para protegerse frente a posibles reclamaciones judiciales. El cumplimiento de este procedimiento no solo respalda la validez del despido, sino que también demuestra la buena fe empresarial en el manejo de la relación laboral.

El procedimiento debe ser meticuloso, documentado y transparente. Desde la evaluación objetiva del rendimiento hasta la comunicación formal del despido, cada paso debe quedar registrado para que, en caso de conflicto, se puedan aportar pruebas claras del motivo y la proporcionalidad de la decisión.

El Estatuto de los Trabajadores establece que el despido por bajo rendimiento se enmarca dentro de los despidos objetivos. Esto implica que la empresa debe acreditar que existen razones técnicas, organizativas o de producción que justifican su decisión, y que ha seguido los cauces previstos para este tipo de extinción contractual.

A continuación, se describen los pasos esenciales que la empresa debe seguir:

  • Evaluación objetiva del rendimiento: Establecer métricas claras, comparativas y cuantificables del trabajo del empleado.
  • Advertencia previa: Informar al trabajador de su bajo rendimiento y ofrecer oportunidades de mejora, preferiblemente por escrito.
  • Recopilación de pruebas: Documentar evaluaciones, estadísticas de productividad, informes internos y cualquier otro soporte que evidencie la situación.
  • Carta de despido: Redactar un documento formal que explique de forma clara y detallada los motivos del despido, incluyendo fechas y datos objetivos.
  • Preaviso o indemnización: Cumplir con el preaviso legal de 15 días o abonar la cantidad equivalente si no se respeta dicho plazo.
  • Entrega de la indemnización: Pagar al trabajador la indemnización correspondiente al despido objetivo, que es de 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades.

Saltarse alguno de estos pasos puede llevar a que el despido sea considerado improcedente o incluso nulo, lo cual podría tener consecuencias económicas importantes para la empresa. Por ello, es recomendable que este tipo de procesos sean supervisados por el departamento legal o por un asesor especializado en derecho laboral.

Derechos del trabajador despedido

Cuando un trabajador es despedido por bajo rendimiento, conserva una serie de derechos fundamentales que deben ser respetados por la empresa. Estos derechos están recogidos en el Estatuto de los Trabajadores y tienen como objetivo proteger al empleado frente a posibles abusos, así como garantizar un trato justo durante el proceso de extinción del contrato laboral. Conocerlos es esencial para valorar la legalidad del despido y, en su caso, emprender acciones legales si se ha producido alguna irregularidad.

El primer derecho que debe garantizarse es el de recibir una comunicación formal del despido mediante una carta que detalle los motivos objetivos del mismo. Esta carta no solo debe ser clara y precisa, sino que también debe permitir al trabajador comprender el fundamento legal de la decisión empresarial. A su vez, el trabajador tiene derecho a recibir el finiquito correspondiente, que incluye salarios pendientes, vacaciones no disfrutadas, pagas proporcionales y cualquier otro concepto devengado.

En caso de despido objetivo por bajo rendimiento, el trabajador tiene derecho a una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades. Esta indemnización debe ser abonada en el momento de entrega de la carta de despido o, en su defecto, justificada la imposibilidad de pago.

Además, si el trabajador no está conforme con el despido, puede ejercer su derecho a impugnarlo judicialmente en un plazo de 20 días hábiles desde la fecha de efectividad. Durante este periodo, también puede acudir a un acto de conciliación previa, donde se intentará llegar a un acuerdo entre ambas partes sin necesidad de juicio.

  • Recibir la indemnización que corresponda según la causa del despido.
  • Solicitar el certificado de empresa y documentación para el paro.
  • Acceder a la prestación por desempleo, siempre que cumpla los requisitos.
  • Ejercer acciones legales si considera que el despido ha sido improcedente o nulo.

En definitiva, el despido por bajo rendimiento no elimina los derechos adquiridos por el trabajador. Cualquier vulneración de estos puede ser objeto de reclamación legal, por lo que se recomienda contar con asesoramiento especializado en derecho laboral ante cualquier duda o irregularidad en el proceso.

Indemnización y finiquito

Cuando se produce un despido por bajo rendimiento, uno de los aspectos más relevantes para el trabajador es conocer qué cantidad le corresponde recibir y en concepto de qué. En este sentido, es fundamental distinguir entre dos elementos clave: la indemnización por despido y el finiquito. Ambos conceptos suelen confundirse, pero tienen naturalezas y funciones distintas dentro del marco legal laboral.

La indemnización es la compensación económica que la empresa está obligada a abonar al trabajador como consecuencia de la extinción del contrato, siempre que esta no sea calificada como procedente por causas disciplinarias. En el caso de despido objetivo por bajo rendimiento, el importe legal fijado corresponde a 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades. Esta indemnización tiene como fin mitigar el impacto económico que supone para el trabajador la pérdida del empleo.

La indemnización debe entregarse al mismo tiempo que la carta de despido. Si no se entrega en ese momento, la empresa deberá justificar por escrito la causa de dicha omisión. En caso contrario, podría considerarse que no ha existido despido válido desde el punto de vista legal.

Por otro lado, el finiquito engloba todas las cantidades que la empresa debe al trabajador hasta el momento de la finalización de la relación laboral. Incluye:

  • Salarios pendientes del mes en curso.
  • Vacaciones no disfrutadas, calculadas en función del año en curso.
  • Pagas extraordinarias prorrateadas si no han sido abonadas mensualmente.
  • Horas extra u otros complementos pendientes de pago.

El trabajador tiene derecho a revisar el finiquito antes de firmarlo y, si considera que existen errores o cantidades no incluidas, puede firmar con la expresión “no conforme” y reclamar posteriormente. Es recomendable solicitar una copia del documento y, en caso de duda, consultar con un abogado laboralista o un sindicato.

En definitiva, tanto la indemnización como el finiquito son derechos que deben ser respetados y correctamente abonados. Su omisión o cálculo incorrecto puede dar lugar a reclamaciones judiciales por parte del trabajador, incluso si el despido ha sido declarado procedente.

Impugnación del despido

Si un trabajador considera que ha sido despedido de forma injusta o que no se han respetado los requisitos legales durante el proceso de despido por bajo rendimiento, tiene derecho a impugnar la decisión empresarial. La impugnación es un mecanismo legal que permite al trabajador reclamar ante la justicia para que se revise la legalidad del despido y, en su caso, obtener una compensación o su readmisión.

Este procedimiento está regulado por la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social y debe iniciarse dentro de un plazo de 20 días hábiles desde la fecha efectiva del despido. Es importante actuar con rapidez, ya que superar este plazo sin presentar la reclamación puede suponer la pérdida del derecho a impugnar.

El primer paso es presentar una papeleta de conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC) de la comunidad autónoma correspondiente. En esta fase, ambas partes pueden llegar a un acuerdo para evitar ir a juicio. Si no se alcanza un acuerdo, se podrá presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social.

A lo largo del proceso judicial, el juez evaluará si el despido ha sido:

  • Procedente: cuando la empresa ha cumplido todos los requisitos legales y existen causas justificadas.
  • Improcedente: si no se puede acreditar el bajo rendimiento o se han incumplido formalidades esenciales.
  • Nulo: si el despido vulnera derechos fundamentales, como en casos de discriminación, embarazo o baja médica protegida.

En caso de despido improcedente, el empleador puede optar por readmitir al trabajador en su puesto con abono de los salarios de tramitación, o bien pagar una indemnización más elevada. Si el despido se declara nulo, la readmisión es obligatoria y automática.

Es muy recomendable que el trabajador cuente con el asesoramiento de un abogado laboralista o de un sindicato durante este proceso. Una correcta defensa de los derechos laborales puede marcar la diferencia entre aceptar un despido injusto o recibir una compensación justa por la terminación contractual.

Casos reales y sentencias relevantes

En la jurisprudencia española, existen varios casos y sentencias clave que han sentado precedentes importantes en lo que respecta al despido por bajo rendimiento. Estos casos ayudan a entender cómo los tribunales interpretan las causas y los requisitos legales que deben cumplirse para que un despido sea considerado procedente. Además, las sentencias de tribunales superiores, como el Tribunal Supremo, proporcionan directrices claras sobre cómo deben abordarse estas situaciones en el ámbito laboral.

Un caso significativo en este ámbito es el relacionado con la sentencia del Tribunal Supremo de 2018, en la que se resolvió que un despido por bajo rendimiento puede ser considerado procedente siempre que esté respaldado por pruebas objetivas y comparables con otros trabajadores. En este caso, el tribunal dictaminó que no es suficiente con que la empresa alegue un bajo rendimiento; debe demostrar de manera fehaciente que el trabajador no cumple con los estándares establecidos y que esta situación ha persistido durante un período considerable.

En otro caso relevante de 2017, un tribunal de la Audiencia Nacional resolvió que el despido por bajo rendimiento de un trabajador debía ser declarado improcedente debido a que la empresa no había proporcionado las oportunidades necesarias para mejorar el rendimiento del trabajador. La empresa no había implementado medidas de apoyo como formación adicional o revisiones periódicas del desempeño, lo que llevó al tribunal a considerar que el despido no estaba suficientemente justificado.

Estos casos son ejemplos de cómo las empresas deben actuar con responsabilidad y proporcionar evidencia concreta antes de proceder con un despido por bajo rendimiento. Además, demuestran la importancia de que las decisiones de despido no se tomen de manera impulsiva ni sin una evaluación adecuada. Las sentencias de tribunales superiores han subrayado que el despido debe ser una medida de último recurso, después de haber intentado soluciones alternativas como la mejora del rendimiento mediante formación o adaptaciones del puesto de trabajo.

En resumen, las sentencias relevantes sobre el despido por bajo rendimiento han dejado claro que, para que este tipo de despido sea legal, debe existir una justificación sólida, documentación que respalde las afirmaciones de la empresa y un proceso que garantice los derechos del trabajador. Estos precedentes jurisprudenciales son esenciales tanto para los empleadores como para los empleados, ya que clarifican las bases legales sobre las que se deben tomar decisiones laborales en situaciones similares.

Preguntas frecuentes

A continuación, se responden algunas de las preguntas más frecuentes relacionadas con el despido por bajo rendimiento. Estas preguntas están diseñadas para aclarar dudas comunes y proporcionar una mejor comprensión sobre el proceso legal, los derechos de los trabajadores y las posibles consecuencias de un despido de este tipo.

1. ¿Qué es un despido por bajo rendimiento?

El despido por bajo rendimiento se produce cuando un trabajador no cumple con los estándares de productividad o calidad establecidos por la empresa. Este tipo de despido debe estar basado en evidencias objetivas y comparativas que demuestren que el trabajador no ha alcanzado los niveles requeridos de forma continuada.

2. ¿Es legal despedir a un trabajador por bajo rendimiento?

Sí, el despido por bajo rendimiento es legal en España, pero debe cumplir con una serie de requisitos establecidos por el Estatuto de los Trabajadores. La empresa debe demostrar que el bajo rendimiento es persistente y no atribuible a factores ajenos al trabajador, como problemas de salud o condiciones laborales inapropiadas.

3. ¿Qué derechos tiene el trabajador tras un despido por bajo rendimiento?

El trabajador tiene derecho a recibir una indemnización por despido objetivo, que corresponde a 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades. Además, tiene derecho a un finiquito que cubra todos los salarios pendientes, vacaciones no disfrutadas, entre otros conceptos.

4. ¿Cómo puede un trabajador impugnar un despido por bajo rendimiento?

Un trabajador puede impugnar un despido por bajo rendimiento presentando una papeleta de conciliación en el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC). Si no se llega a un acuerdo, puede presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social para que se revise la legalidad del despido.

5. ¿Qué sucede si el despido es declarado improcedente?

Si el despido es declarado improcedente, la empresa tiene la opción de readmitir al trabajador en su puesto o pagar una indemnización más alta. Esta indemnización es superior a la que corresponde en un despido procedente y se calcula en función de la antigüedad del trabajador en la empresa.

Conclusión

El despido por bajo rendimiento es una situación compleja tanto para empleadores como para trabajadores, ya que involucra aspectos legales, derechos laborales y procedimientos específicos que deben cumplirse para garantizar que se respeten los derechos de ambas partes. A lo largo de este artículo, hemos explorado los elementos clave que definen este tipo de despido, incluyendo los requisitos legales, el procedimiento que debe seguir la empresa y los derechos que asisten al trabajador afectado.

Es importante destacar que, aunque el despido por bajo rendimiento es una opción legal para las empresas, siempre debe ser tratado con cuidado y respeto hacia el trabajador. Las empresas deben asegurarse de que existe una justificación objetiva y documentada para proceder con esta medida, mientras que los trabajadores tienen el derecho de ser informados adecuadamente y de impugnar el despido si consideran que no se han cumplido los requisitos legales.

Además, las sentencias relevantes y los casos reales demuestran que los tribunales son estrictos en cuanto a la legalidad de los despidos por bajo rendimiento, y cualquier falta de pruebas objetivas o incumplimiento de los procedimientos establecidos puede dar lugar a la calificación del despido como improcedente o nulo.

En conclusión, tanto las empresas como los trabajadores deben ser conscientes de los aspectos legales y prácticos relacionados con el despido por bajo rendimiento. La transparencia, la documentación adecuada y el respeto mutuo son fundamentales para garantizar que el proceso se desarrolle de manera justa y conforme a la ley. Si bien el despido puede ser necesario en ciertas circunstancias, siempre debe ser la última opción después de haber intentado resolver la situación de manera constructiva.

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