Abogado para despido por bajo rendimiento
Publicado el 15 de noviembre de 2025
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Índice
- Qué es el despido por bajo rendimiento
- Requisitos legales y marco normativo
- Cómo detectar si la empresa tiene causa real
- Derechos del trabajador y plazos clave
- Indemnización, readmisión o nulidad
- Estrategia inicial y pruebas que conservar
- Conciliación y demanda judicial: paso a paso
- Casos frecuentes y cómo rebatirlos
- Negociación y acuerdos prácticos
- Preguntas frecuentes
Qué es el despido por bajo rendimiento
El denominado “despido por bajo rendimiento” suele plantearse cuando la empresa considera que la persona trabajadora produce por debajo del nivel esperado. En la práctica española, lo habitual es que se tramite como despido disciplinario por disminución continuada y voluntaria del rendimiento, lo que exige acreditar una caída relevante, sostenida en el tiempo y que sea imputable a la voluntad del trabajador, no a causas ajenas. También puede invocarse el despido objetivo por ineptitud sobrevenida o falta de adaptación cuando lo que falla no es la voluntad sino la aptitud, la formación o la adaptación a cambios técnicos. Separar bien ambos escenarios es decisivo para la defensa.
La empresa está obligada a entregarte una carta de despido con hechos concretos, fechas, comparativas o métricas que expliquen por qué tu rendimiento habría bajado respecto del estándar normal o pactado. Sin detalle, la carta se vuelve débil. Además, cualquier bajada debe contrastarse con compañeros de funciones similares, históricos de tu propio desempeño y objetivos realistas. Si no hay un patrón sostenido o si se basa en picos puntuales, sanciones previas o cambios organizativos, la causa flaquea.
Idea clave: el bajo rendimiento no es una sensación ni una etiqueta genérica; hay que probarlo con datos, series temporales y comparativas válidas. Sin ello, el despido suele declararse improcedente.
Requisitos legales y marco normativo
Para que el despido disciplinario por bajo rendimiento prospere, la empresa debe demostrar: (1) una disminución continuada, no esporádica; (2) relevante, es decir, con impacto apreciable; (3) y voluntaria, imputable a ti y no a factores externos. La carta tiene que describir hechos precisos y verificables, señalando periodos, objetivos y comparativas con estándares razonables de la organización o del sector. La ausencia de concreción o la invocación de opiniones subjetivas suelen conducir a la improcedencia.
Si la empresa opta por el despido objetivo, deberá apoyar la medida en ineptitud o falta de adaptación a modificaciones técnicas razonables, habiendo ofrecido previamente formación suficiente y un plazo realista para adaptarte. También deberá cumplir formalidades como el preaviso y la puesta a disposición de la indemnización correspondiente. Incumplir cualquiera de estos requisitos formales debilita enormemente la validez del despido.
- Carta de despido con hechos, fechas y datos comparables.
- Documentación de objetivos, evaluaciones y métricas históricas.
- Respeto a las formalidades (preaviso e indemnización si es objetivo).
- Ofrecimiento de formación cuando se alegue falta de adaptación.
Recuerda: la carga de la prueba recae en la empresa; tú debes conservar y aportar evidencias que contradigan la supuesta bajada voluntaria o que acrediten causas justificadas.
Cómo detectar si la empresa tiene causa real
Un análisis técnico del expediente suele comenzar por la carta de despido. Se revisa si aporta comparativas con personas del mismo grupo profesional, si mide periodos homogéneos, si las herramientas de medición son fiables y si los objetivos eran alcanzables. También se contrasta si tu supuesto bajo rendimiento coincide con cambios de puesto, reducción de recursos, incidencias de sistemas, cargas extraordinarias o variaciones de cartera que nada tienen que ver con tu voluntad.
El segundo paso es pedir a la empresa —o recabar tú— documentos: evaluaciones de desempeño, reportes de KPI, correos, tickets, hojas de ruta, comunicaciones de objetivos, actas de seguimiento y cualquier material que muestre tu desempeño real. A menudo aparecen contradicciones: objetivos modificados tarde, metas desproporcionadas, métricas sin acuerdo previo o comparaciones con equipos que tenían más medios.
- ¿Hubo cambios técnicos u organizativos que afectaron a tu productividad?
- ¿Se comunicaron objetivos claros, medibles y realistas?
- ¿Se ofreció formación o apoyo cuando cambió la herramienta de trabajo?
- ¿Las comparativas son homogéneas y con el mismo tipo de tareas?
Tip práctico: solicita por escrito (con acuse) informes, objetivos y evaluaciones. La falta de transparencia de la empresa puede jugar a tu favor en juicio.
Derechos del trabajador y plazos clave
Tras recibir la carta, tienes derecho al finiquito (salarios pendientes, vacaciones no disfrutadas, pagas proporcionales) y a solicitar la prestación por desempleo si reúnes requisitos. Muy importante: el plazo para impugnar el despido es de 20 días hábiles, contando desde el día siguiente al efecto del despido. Antes de la demanda suele ser obligatoria la conciliación administrativa. Si dejas pasar el plazo, tu posición procesal se complica gravemente.
Durante este periodo, conviene evitar acciones que el empleador pueda interpretar como aceptación de la causa. No firmes documentos de conformidad sin asesoramiento. Tampoco presentes una baja voluntaria para “evitar problemas”, porque perderías prestaciones y convertirías un despido potencialmente improcedente en una salida sin derechos.
- Finiquito: salarios, pagas extra proporcionales y vacaciones.
- Plazo de impugnación: 20 días hábiles.
- Conciliación previa a la demanda.
- Posibilidad de solicitar medidas cautelares si procede.
Alerta de plazo: calcula los días hábiles excluyendo sábados, domingos y festivos. Actúa con margen para preparar la papeleta de conciliación.
Indemnización, readmisión o nulidad
Si el juez declara el despido improcedente, la empresa podrá optar entre readmitirte —abonando salarios de tramitación— o indemnizarte. La cuantía de la indemnización suele calcularse por años de servicio con los módulos vigentes. En despidos disciplinarios no corresponde indemnización de inicio, pero si se califican como improcedentes tendrás derecho a la compensación. En cambio, si el despido es objetivo y se cumplen formalidades, la empresa habrá puesto a disposición la indemnización desde el principio.
El despido puede declararse nulo cuando vulnera derechos fundamentales, por ejemplo, si se basa en discriminación o se relaciona con situaciones especialmente protegidas (maternidad, ejercicio de derechos, etc.). En tal caso, procede la readmisión obligatoria y los salarios de tramitación. Por eso conviene analizar la cronología: ¿se inicia un expediente justo después de reclamar horas, salud laboral o conciliación? La proximidad temporal puede ser una pista de represalia.
Claves de resultado: improcedente (indemnización o readmisión a elección de la empresa), nulo (readmisión obligatoria) o procedente (sin indemnización si es disciplinario, con finiquito).
Estrategia inicial y pruebas que conservar
Tu estrategia debe orientarse a desmontar la premisa de “disminución continuada y voluntaria”. Para ello, es útil construir una línea de tiempo con objetivos asignados, recursos disponibles, incidencias y resultados. Reúne correos, chats corporativos permitidos, reportes de CRM, pantallazos de herramientas, tickets de soporte, actas de reuniones y evaluaciones. Si hubo cambios de proceso o picos de carga, documenta cuándo y cómo afectaron a tu producción.
Los testigos son relevantes: compañeros con funciones comparables que expliquen estándares reales, jefes intermedios que conocieron incidencias o responsables de sistemas que puedan acreditar caídas de herramienta. También sirven los informes de prevención si tuviste episodios de salud relacionados con el trabajo, así como partes médicos si afectaron temporalmente a tu rendimiento. Nada de esto es “excusa”: si la causa no es voluntaria, la empresa no puede encajarla como bajo rendimiento disciplinario.
- Línea temporal con hitos, objetivos y recursos.
- Documentación técnica y de negocio (KPIs, CRMs, ERPs).
- Testigos con conocimiento directo de tareas y medios.
- Evidencia de formación ofrecida (o ausencia de ella).
Buenas prácticas: guarda toda la documentación en copias seguras respetando la confidencialidad y las políticas internas. Solicita por escrito la información que no tengas.
Conciliación y demanda judicial: paso a paso
El itinerario habitual comienza con la papeleta de conciliación, donde se exponen hechos y peticiones (impugnación del despido y cantidades). La cita de conciliación suele fijarse en breve. En muchos casos se alcanza un acuerdo: reconocimiento de improcedencia, indemnización, fecha de efectos, certificados y referencias. Si no hay acuerdo, se presenta demanda ante el juzgado de lo social con un relato detallado, prueba documental y proposición de testigos o periciales.
En juicio, la empresa tenderá a sostener cuadros comparativos y evaluaciones. La defensa eficaz consiste en cuestionar metodología, homogeneidad de datos y realismo de objetivos; evidenciar incidencias, cambios de cartera o falta de formación; y mostrar que no existió voluntariedad en la supuesta bajada. También se discuten defectos formales de la carta o del preaviso cuando sea un despido objetivo.
- Preparar la papeleta con un relato claro y peticiones concretas.
- Proponer prueba documental y testifical alineada con la estrategia.
- Explorar acuerdos que maximicen tu resultado económico y reputacional.
- Cuidar los plazos: 20 días hábiles para impugnar.
Consejo: acude a la conciliación con una propuesta de mínimos y otra de objetivos, con escenarios de indemnización calculados según tu antigüedad.
Casos frecuentes y cómo rebatirlos
Hay patrones que se repiten. Uno de ellos es el de objetivos inalcanzables fijados unilateralmente a mitad de periodo o sin los recursos necesarios. Otro, las comparativas con equipos distintos o con carteras de clientes más maduras. También son frecuentes los cambios de herramienta sin formación suficiente, o las incidencias de sistemas que merman la productividad pero que no se reflejan en los cuadros del empleador.
Para rebatirlos, pon el foco en la metodología: ¿quién diseñó la métrica?, ¿se comunicó por escrito?, ¿es consistente en el tiempo?, ¿se controla el sesgo estacional?, ¿qué impacto tuvieron las bajas de compañeros o los picos de demanda? En muchos juicios, el detalle técnico marca la diferencia. Si el desempeño mejoró tras recibir medios o tras estabilizarse el sistema, demuestra que no existía voluntad de rendir menos.
- Objetivos cambiantes o tardíos: falta de validez.
- Comparativas heterogéneas: no son concluyentes.
- Incidencias técnicas: rompen la continuidad de la métrica.
- Factores personales protegidos: cuidado con la nulidad.
Ejemplo práctico: si tus ventas cayeron por reasignación de cartera, demuestra el antes y el después con reportes y correos de asignación.
Negociación y acuerdos prácticos
La negociación inteligente combina la valoración procesal con tus intereses reales: liquidez, reputación, referencias y no competencia. No todo es la cifra de la indemnización: cuidar la redacción del acuerdo, la fecha de efectos y la entrega de certificados (empresa, SEPE, finiquito) evita problemas posteriores. Un reconocimiento de improcedencia con indemnización ajustada puede ser preferible a un pleito largo y incierto, especialmente si la empresa tiene datos que podrían generar dudas.
Si la empresa quiere llegar a un acuerdo, pide un borrador por escrito y revisa cláusulas de confidencialidad, salvedades fiscales y renuncias. Evita firmar una baja voluntaria como parte de un arreglo si lo que realmente se discute es un despido: podrías perder protección y prestaciones. Siempre deja constancia de cualquier pago, método de transferencia y fechas. Y, si te interesa la readmisión, valora su viabilidad dependiendo del clima laboral y de las causas reales del conflicto.
- Escenarios de acuerdo: mejora de indemnización, fechas y certificados.
- Cuidado con las renuncias amplias y la baja voluntaria.
- Documenta pagos y condiciones accesorias.
- Alinea el resultado con tus metas profesionales.
Checklist de firma: fecha de efectos, cuantía neta, certificados, referencia laboral, cláusulas de no competencia y confidencialidad revisadas.
Preguntas frecuentes
¿Qué pasa si firmo “recibí” en la carta?
Firmar “recibí” solo acredita que te entregaron la carta, no que estás de acuerdo con el contenido. Puedes añadir “no conforme”. Lo relevante es impugnar dentro de los 20 días hábiles y reunir pruebas cuanto antes.
¿Tengo derecho a paro si me despiden por bajo rendimiento?
Sí, si cumples los requisitos de cotización. El despido disciplinario no impide acceder a la prestación. Solicítala en plazo y conserva la documentación (certificado de empresa, carta y finiquito).
¿Es mejor aceptar una indemnización o pelear la nulidad?
Depende del caso. Si hay indicios de discriminación o vulneración de derechos fundamentales, conviene explorar la nulidad. Si el eje es estrictamente técnico (métricas débiles), una improcedencia negociada puede optimizar tiempos y resultado económico.
¿Pueden medir mi rendimiento con objetivos fijados a mitad de periodo?
Los objetivos deben ser conocidos, razonables y estables durante el periodo evaluado. Cambiarlos tarde o sin medios adecuados reduce su validez como base de un despido por bajo rendimiento.
¿Qué documentación debería pedir a la empresa?
Solicita objetivos escritos, evaluaciones, informes de KPIs, registros de incidencias, correos sobre reasignaciones y planes de formación. La falta de entrega o la inconsistencia de estos documentos fortalecen tu defensa.