
¿Se puede despedir a un trabajador subrogado?
Publicado el 15 de junio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 23 min
Índice
- Introducción
- ¿Qué es la subrogación laboral?
- Derechos del trabajador subrogado
- ¿Cuándo puede despedirse a un subrogado?
- Requisitos legales del despido
- Tipos de despido aplicables
- Indemnización en caso de despido
- Sentencias relevantes y casos reales
- ¿Cómo actuar si eres despedido?
- Preguntas frecuentes
- Conclusión
Introducción
La subrogación laboral es una figura cada vez más común en el ámbito del derecho del trabajo, especialmente en sectores donde la externalización de servicios está a la orden del día, como la limpieza, seguridad o mantenimiento. Este proceso implica que un trabajador o un conjunto de ellos pasan a depender de un nuevo empleador sin perder su antigüedad ni sus derechos adquiridos, debido a un cambio en la titularidad de la empresa o del servicio prestado. Sin embargo, esta continuidad en el empleo genera numerosas dudas legales, sobre todo cuando se plantea la posibilidad de que el nuevo empleador decida despedir a un trabajador subrogado.
En este artículo analizaremos si es posible despedir a un trabajador que ha sido subrogado, bajo qué condiciones puede hacerse y cuáles son los límites legales que protegen a este tipo de empleados. La cuestión no es trivial, ya que se entrecruzan normativas sobre la sucesión de empresa, la estabilidad en el empleo y la garantía de los derechos laborales. Además, existen sentencias que ofrecen distintos enfoques sobre el mismo problema, dependiendo del contexto contractual y del cumplimiento o no de los convenios colectivos aplicables.
Este tema resulta clave tanto para los trabajadores como para las empresas que se enfrentan a procesos de subrogación. Para unos, se trata de conocer sus derechos y saber cómo reaccionar ante un despido que puede considerarse improcedente o nulo; para otros, es vital comprender las obligaciones que se asumen al aceptar una plantilla subrogada y qué margen de actuación existe ante situaciones que puedan requerir una reorganización del personal.
Es importante destacar que el trabajador subrogado conserva su contrato en las mismas condiciones, incluyendo categoría profesional, salario, jornada y antigüedad. Cualquier modificación sustancial de estas condiciones o intento de despido sin causa justificada puede suponer una vulneración del marco legal vigente.
A lo largo del artículo abordaremos los distintos tipos de despido que podrían aplicarse a un trabajador subrogado, los requisitos legales que deben cumplirse y las posibles indemnizaciones en caso de que el despido se declare improcedente. También examinaremos los escenarios más habituales en los que se produce esta figura, así como recomendaciones prácticas tanto para empleados como para empresas.
¿Qué es la subrogación laboral?
La subrogación laboral es un mecanismo jurídico por el cual un trabajador mantiene su relación laboral con un nuevo empleador sin perder sus derechos adquiridos, como consecuencia de un cambio en la titularidad de la empresa, del servicio o del centro de trabajo. Es una figura especialmente relevante en sectores como la limpieza, la seguridad, la jardinería o los servicios externalizados, donde los contratos públicos o privados suelen pasar de una empresa a otra por licitaciones o acuerdos mercantiles.
La finalidad de la subrogación es proteger la estabilidad laboral de los trabajadores ante cambios empresariales ajenos a su voluntad. Este procedimiento está regulado principalmente por el artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores, así como por los convenios colectivos sectoriales que desarrollan condiciones específicas en función de la actividad profesional. En esencia, se garantiza que el nuevo empleador asuma la plantilla heredada del anterior, manteniendo todas las condiciones laborales vigentes en el momento del cambio.
Según el artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores, la subrogación implica la transmisión de una unidad productiva autónoma, de modo que el nuevo empleador asume las obligaciones laborales y de Seguridad Social del anterior. Esto significa que el trabajador subrogado conserva su contrato, antigüedad, jornada y demás condiciones laborales sin interrupción.
Existen diferentes escenarios en los que puede producirse una subrogación:
- Cambio de titularidad de una empresa o centro de trabajo.
- Adjudicación o finalización de contratos de servicios con la Administración Pública.
- Aplicación de cláusulas de subrogación recogidas en convenios colectivos.
Es fundamental comprender que la subrogación no requiere el consentimiento expreso del trabajador, ya que se trata de una obligación legal impuesta tanto al empleador saliente como al entrante. No obstante, el trabajador tiene derecho a ser informado por escrito sobre el cambio de empleador, las causas de la subrogación y sus efectos legales. En caso de negativa del nuevo empresario a asumir a los trabajadores afectados, el despido podría considerarse nulo o improcedente, generando responsabilidad legal y económica.
En definitiva, la subrogación laboral es una herramienta de gran importancia para preservar la continuidad de los empleos en contextos de transición empresarial, reforzando la protección de los trabajadores frente a posibles situaciones de desamparo o abuso. Su correcta aplicación depende del cumplimiento normativo y del respeto a los derechos laborales establecidos tanto por la legislación vigente como por la negociación colectiva.
Derechos del trabajador subrogado
Cuando un trabajador es subrogado, es decir, cuando pasa a formar parte de la plantilla de una nueva empresa por causas como un cambio en la adjudicación de un contrato de servicios o la venta de una unidad productiva, su situación laboral debe mantenerse intacta. La legislación española, concretamente el artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores, y diversos convenios colectivos, garantizan una serie de derechos fundamentales que protegen a estos trabajadores frente a cambios abusivos o despidos injustificados.
Uno de los pilares de la subrogación es la continuidad de la relación laboral. Esto significa que el trabajador conserva no solo su antigüedad, sino también las condiciones laborales pactadas anteriormente, sin que pueda considerarse como un nuevo contrato o un reinicio de la relación laboral.
El nuevo empleador debe respetar íntegramente los derechos adquiridos por el trabajador en su relación laboral anterior. No puede modificar de forma unilateral ni su salario, ni su categoría profesional, ni su horario ni su jornada, salvo que exista una causa legal y se tramite mediante los procedimientos correspondientes.
Entre los derechos que mantiene el trabajador subrogado destacan:
- Conservación de la antigüedad y del contrato original.
- Mantenimiento del salario, jornada laboral y condiciones económicas pactadas.
- Respeto por la categoría profesional, funciones y lugar de trabajo habitual.
- Inclusión inmediata en la plantilla de la nueva empresa, sin periodo de prueba adicional.
- Derecho a la representación sindical existente en el nuevo empleador.
Además, el trabajador tiene derecho a ser informado por escrito del cambio de empresa, de las razones legales de la subrogación y de las consecuencias prácticas sobre su contrato. Cualquier vulneración de estos derechos puede dar lugar a reclamaciones judiciales por despido improcedente, modificación sustancial de las condiciones de trabajo o incluso nulidad del acto empresarial si se considera que vulnera derechos fundamentales.
En caso de que el nuevo empleador no cumpla con las obligaciones inherentes a la subrogación, tanto este como el anterior pueden ser considerados responsables solidarios en lo que respecta a las deudas laborales y de Seguridad Social. Esto refuerza la garantía de que los trabajadores subrogados no queden desprotegidos durante el proceso de cambio empresarial.
¿Cuándo puede despedirse a un subrogado?
Aunque la subrogación laboral garantiza la continuidad del contrato y los derechos del trabajador, esto no significa que sea imposible despedir a un empleado subrogado. La ley permite el despido, pero únicamente bajo las mismas condiciones y requisitos que rigen cualquier otra relación laboral. Es decir, la empresa que asume al trabajador podrá extinguir el contrato si existe una causa legalmente justificada y si se siguen los procedimientos establecidos por el Estatuto de los Trabajadores.
El nuevo empleador no puede utilizar el hecho de la subrogación como causa para un despido. Si lo hace, dicho despido puede ser declarado improcedente o incluso nulo, especialmente si vulnera derechos fundamentales o incurre en discriminación. Por tanto, para que el despido sea válido, deben cumplirse las condiciones generales exigidas por la normativa laboral española.
El despido de un trabajador subrogado solo será legal si obedece a causas objetivas o disciplinarias debidamente justificadas. En ningún caso puede producirse como una estrategia para reducir plantilla sin respetar los derechos adquiridos por el empleado.
Algunos supuestos legales en los que puede despedirse a un trabajador subrogado incluyen:
- Despido disciplinario: por faltas graves como incumplimientos contractuales, insubordinación o ausencias injustificadas.
- Despido objetivo: basado en causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (ETOP), que afecten a la viabilidad del puesto de trabajo.
- Finalización del contrato temporal: si el trabajador subrogado tiene un contrato eventual y llega la fecha prevista de finalización.
- Mutuo acuerdo: si ambas partes deciden extinguir la relación laboral voluntariamente.
En todos los casos, el empleador debe justificar adecuadamente el despido, notificarlo por escrito y, cuando corresponda, abonar la indemnización legal o el preaviso correspondiente. En caso de que el trabajador considere que el despido no está justificado, puede impugnarlo judicialmente y reclamar su readmisión o la compensación económica por despido improcedente.
Cabe destacar que los tribunales suelen ser muy estrictos al valorar los despidos que ocurren tras una subrogación, especialmente si se producen de forma inmediata o sin una justificación clara. Por ello, cualquier empresa que reciba trabajadores subrogados debe actuar con cautela y asegurarse de respetar la legalidad para evitar sanciones y litigios laborales.
Requisitos legales del despido
El despido de un trabajador, incluido aquel que ha sido subrogado, debe cumplir con una serie de requisitos legales establecidos por el Estatuto de los Trabajadores para que sea considerado válido. Estos requisitos buscan proteger al empleado de decisiones arbitrarias o injustas por parte del empleador y garantizar un procedimiento justo y con garantías mínimas. Ignorar estas exigencias puede derivar en que el despido sea declarado improcedente o incluso nulo, con las correspondientes consecuencias legales y económicas.
Para que el despido de un trabajador sea legal, debe reunir los siguientes elementos esenciales:
- Existencia de causa real y justificada: El despido debe basarse en motivos objetivos (económicos, técnicos, organizativos o de producción) o disciplinarios. No puede ser caprichoso ni basado en razones personales o discriminatorias.
- Comunicación escrita: Es obligatorio que el despido se formalice por escrito mediante una carta en la que se detallen los hechos que lo motivan y la fecha de efectos.
- Preaviso: En los despidos objetivos se debe conceder un preaviso de 15 días o bien abonar los días correspondientes en el finiquito si no se cumple el plazo.
- Indemnización (cuando proceda): En caso de despido objetivo, debe abonarse una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.
- Entrega de documentación: Junto con la carta de despido, el trabajador debe recibir su finiquito y, si corresponde, la indemnización correspondiente.
La omisión de cualquiera de estos requisitos puede dar lugar a que el despido sea calificado como improcedente, obligando al empleador a optar entre la readmisión del trabajador o el pago de una indemnización superior, que asciende a 33 días por año trabajado con un máximo de 24 mensualidades.
En los casos de despido disciplinario, aunque no hay derecho a indemnización ni obligación de preaviso, el cumplimiento del procedimiento formal también es esencial. Si el empleador no justifica correctamente los hechos imputados o no sigue el protocolo correspondiente (incluyendo, en su caso, la audiencia previa del delegado sindical), el despido podrá ser impugnado con éxito por el trabajador ante los tribunales.
En definitiva, el respeto al procedimiento legal no solo es una garantía para el trabajador, sino también una medida de seguridad jurídica para la empresa, que evita litigios innecesarios y sanciones. Por ello, antes de proceder al despido de un trabajador, especialmente si ha sido subrogado recientemente, es crucial analizar con detenimiento la situación, consultar el convenio colectivo aplicable y, si es necesario, contar con asesoramiento jurídico especializado.
Tipos de despido aplicables
En el marco de las relaciones laborales, y especialmente en situaciones de subrogación, es fundamental conocer los distintos tipos de despido que pueden aplicarse legalmente a un trabajador. La legislación española contempla tres modalidades principales de despido: disciplinario, objetivo e improcedente, cada uno con sus propias características, requisitos y consecuencias. La correcta calificación del despido es clave tanto para la empresa como para el trabajador, ya que de ella dependerán los derechos indemnizatorios y la posibilidad de recurrir la decisión empresarial.
A continuación, se describen los tipos de despido más comunes que podrían aplicarse en el caso de un trabajador subrogado:
- Despido disciplinario: Se produce cuando el trabajador incurre en una falta grave y culpable, como pueden ser ausencias injustificadas, desobediencia, pérdida de confianza, ofensas verbales o físicas, entre otros. No conlleva indemnización, pero debe justificarse debidamente y notificarse por escrito.
- Despido objetivo: Tiene lugar cuando existen causas económicas, técnicas, organizativas o de producción que justifiquen la extinción del contrato. En estos casos, el trabajador tiene derecho a una indemnización de 20 días por año trabajado, con un tope de 12 mensualidades.
- Despido colectivo (ERE): Se aplica cuando la empresa extingue los contratos de un número importante de trabajadores dentro de un mismo periodo. Requiere un procedimiento formal ante la autoridad laboral y la negociación con los representantes legales de los trabajadores.
- Despido improcedente: Es declarado así por el juez cuando no se han cumplido los requisitos legales del despido o no se ha acreditado la causa alegada. En este caso, la empresa debe optar entre readmitir al trabajador o indemnizarlo con 33 días por año trabajado (o 45 si parte del contrato es anterior a 2012), hasta un máximo de 24 mensualidades.
- Despido nulo: Es aquel que vulnera derechos fundamentales, como la igualdad, la no discriminación o la protección de trabajadores en situaciones especiales (embarazo, reducción de jornada, etc.). El trabajador debe ser readmitido inmediatamente y se le deben abonar los salarios dejados de percibir.
Es importante destacar que la subrogación no impide que un trabajador sea despedido, pero la causa del despido debe estar relacionada con su comportamiento o con necesidades organizativas reales. Despedir a un subrogado por el mero hecho de haber sido subrogado podría considerarse una vulneración de sus derechos y ser declarado improcedente o nulo.
Por tanto, antes de llevar a cabo un despido, especialmente si el trabajador forma parte de un proceso de subrogación, es imprescindible analizar cuidadosamente las causas, consultar el convenio colectivo aplicable y documentar adecuadamente la decisión. Así se minimizan los riesgos de conflictividad laboral y se garantiza el cumplimiento del marco legal vigente.
Indemnización en caso de despido
La indemnización por despido es un derecho fundamental de los trabajadores en caso de que su relación laboral termine de forma injustificada. En el contexto de la subrogación laboral, este derecho sigue siendo aplicable, ya que el trabajador subrogado conserva las mismas condiciones laborales que tenía con el empleador anterior. Sin embargo, es importante entender cómo se calcula la indemnización y bajo qué circunstancias se aplica, ya que varía dependiendo del tipo de despido y de los términos específicos de la relación laboral.
En general, existen dos tipos de despido que pueden dar lugar a una indemnización: el despido improcedente y el despido nulo. La cuantía de la indemnización depende del tipo de despido y de la antigüedad del trabajador en la empresa.
En el caso de un despido improcedente, el empleador tiene la opción de readmitir al trabajador o pagarle una indemnización. Esta indemnización se calcula en función de la antigüedad del trabajador, siendo de 33 días por cada año trabajado con un máximo de 24 mensualidades. Si el despido fue anterior a la reforma laboral de 2012, la indemnización se calcula a 45 días por año trabajado, con un límite de 42 mensualidades.
En el caso de un despido nulo, el trabajador tiene derecho a ser readmitido en su puesto de trabajo, y la empresa deberá abonar los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido hasta la readmisión. Además, si se demuestra que el despido fue discriminatorio o vulneró derechos fundamentales del trabajador, la indemnización puede incluir una compensación adicional.
A continuación, se detallan los principales tipos de indemnización según el tipo de despido:
- Despido improcedente: 33 días por año trabajado (hasta 24 mensualidades). Si el contrato es anterior a 2012, se calcula a 45 días por año trabajado.
- Despido nulo: Readmisión inmediata y pago de salarios no percibidos durante el tiempo que el trabajador estuvo fuera de la empresa.
- Despido objetivo: 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.
Es fundamental que tanto empleadores como trabajadores conozcan sus derechos en cuanto a la indemnización por despido. En caso de que el trabajador considere que su despido no fue justificado, tiene la opción de impugnarlo ante los tribunales laborales, quienes decidirán si la indemnización es adecuada o si el despido fue improcedente o nulo.
Sentencias relevantes y casos reales
El análisis de sentencias judiciales y casos reales es una herramienta clave para entender la aplicación práctica de la ley en situaciones de despido y subrogación laboral. Las decisiones de los tribunales proporcionan precedentes que son fundamentales para interpretar cómo se deben aplicar las normas laborales en circunstancias específicas. A continuación, se presentan algunos de los casos más relevantes que ilustran cómo la ley protege a los trabajadores en situaciones de subrogación y despido.
Un ejemplo reciente es el caso de un trabajador subrogado que fue despedido por el nuevo empleador bajo la alegación de una supuesta reestructuración. El tribunal declaró que el despido era improcedente, ya que la empresa no aportó pruebas suficientes de que la reestructuración fuera real y necesaria, además de no haber cumplido con el procedimiento legal. Este fallo subraya la importancia de que los empleadores justifiquen adecuadamente las razones económicas, organizativas o productivas que fundamentan el despido de un trabajador subrogado.
En otro caso, la Corte Suprema falló a favor de un trabajador que había sido subrogado por una empresa pública, pero que fue despedido al poco tiempo de la subrogación por no ajustarse a las expectativas de rendimiento. El tribunal resolvió que, si bien la subrogación permitía a la empresa modificar ciertas condiciones de trabajo, el despido no podía producirse sin una justificación proporcional y razonable. Este fallo recalca la obligación de respetar los derechos adquiridos durante la subrogación, como la antigüedad y las condiciones laborales previas.
En algunos casos, los tribunales han ordenado que las empresas paguen indemnizaciones superiores a las establecidas por la ley debido a la mala gestión de los despidos, como en el caso de un trabajador subrogado que fue despedido sin previo aviso ni indemnización, lo que resultó en una indemnización adicional. Esto refleja cómo las empresas pueden enfrentarse a consecuencias económicas graves si no cumplen con los procedimientos legales establecidos.
Estos casos destacan varias lecciones clave para los empleadores y trabajadores en situaciones de subrogación laboral:
- El despido de un trabajador subrogado debe estar debidamente justificado con pruebas claras y conforme a la normativa vigente.
- El incumplimiento de los derechos laborales del trabajador, como la falta de preaviso o la ausencia de justificación de la causa del despido, puede acarrear indemnizaciones elevadas.
- Los tribunales están especialmente atentos a los despidos que se producen sin un motivo legítimo tras la subrogación, ya que se considera que los derechos adquiridos por el trabajador no pueden ser vulnerados sin justificación.
En conclusión, las sentencias judiciales son un recordatorio importante de que los derechos laborales de los trabajadores subrogados están protegidos, y cualquier intento de despido o modificación de sus condiciones laborales debe cumplir con los requisitos legales para evitar consecuencias perjudiciales para las empresas.
¿Cómo actuar si eres despedido?
Ser despedido puede ser una experiencia emocionalmente difícil y confusa, pero saber cómo actuar en ese momento es clave para proteger tus derechos y tomar las decisiones correctas. Si has sido despedido, es importante que sigas una serie de pasos para asegurarte de que el proceso sea lo más transparente y justo posible. A continuación, te ofrecemos una guía con las acciones más importantes a seguir si te encuentras en esta situación.
Lo primero que debes hacer es asegurarte de que el despido se ha producido de acuerdo con la ley. Para ello, es fundamental que el empleador te entregue una carta formal de despido, en la cual debe especificar las razones del mismo, ya sea por causas objetivas, disciplinarias o de otro tipo. Si no recibes esta notificación escrita, el despido podría considerarse improcedente.
Si el despido no está justificado o no se ajusta a la normativa, es recomendable impugnarlo lo antes posible. Puedes hacerlo de manera interna, mediante una carta de reclamación, o acudir a los tribunales laborales para defender tus derechos.
Una vez que te hayas asegurado de que el despido es formal y que se ajusta a la normativa, los pasos siguientes incluyen:
- Revisa tu contrato: Verifica las condiciones de tu contrato laboral, las cuales pueden incluir cláusulas de indemnización en caso de despido. También asegúrate de que se cumpla el preaviso correspondiente, que es obligatorio en algunos tipos de despido.
- Consulta con un abogado: Si tienes dudas sobre la legalidad del despido o crees que se ha vulnerado algún derecho, es recomendable consultar con un abogado especializado en derecho laboral que te pueda asesorar sobre las mejores opciones.
- Solicita la indemnización: Si el despido es improcedente, tienes derecho a una indemnización económica. La cuantía depende de tu antigüedad y tipo de despido, y deberías recibirla junto con el finiquito.
Además, si consideras que el despido es nulo, por ejemplo, si ha sido discriminatorio o vulnera tus derechos fundamentales, puedes solicitar la readmisión y exigir los salarios dejados de percibir desde el despido hasta tu reincorporación.
Si decides no impugnar el despido, asegúrate de recibir el finiquito, que incluye el pago de las vacaciones no disfrutadas, salario pendiente y otras cantidades adeudadas. Este documento debe firmarse para que el despido sea formalmente aceptado.
Finalmente, si el despido es justo y no deseas impugnarlo, es importante que explores otras opciones, como la búsqueda de nuevas oportunidades laborales, y consideres cómo planificar tu futuro profesional tras la terminación del contrato. No olvides que la situación de despido puede ser una oportunidad para revisar tu carrera y dar un paso hacia nuevos retos profesionales.
Preguntas frecuentes
A continuación, se responden algunas de las preguntas más comunes sobre el despido laboral, subrogación y derechos del trabajador. Estas preguntas reflejan las inquietudes más frecuentes que surgen en el ámbito de las relaciones laborales, especialmente en situaciones de despido o cambios de empleador.
1. ¿Qué es la subrogación laboral?
La subrogación laboral es el proceso mediante el cual un trabajador mantiene su relación laboral y derechos adquiridos tras un cambio de empleador, ya sea por una venta de empresa, externalización de servicios o cambios en los contratos de prestación de servicios. El nuevo empleador asume las condiciones laborales pactadas previamente.
2. ¿Puede un trabajador ser despedido después de una subrogación?
Sí, un trabajador subrogado puede ser despedido, pero el despido debe cumplir con los requisitos legales establecidos, tales como una causa justificada y el procedimiento adecuado. Cualquier despido sin causa válida podría ser declarado improcedente o nulo.
3. ¿Cómo se calcula la indemnización por despido?
La indemnización por despido varía según el tipo de despido. En despidos improcedentes, se calcula generalmente como 33 días de salario por cada año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades. En despidos nulos, el trabajador tiene derecho a ser readmitido y recibir los salarios no percibidos durante el tiempo de despido.
4. ¿Qué debe hacer un trabajador si considera que su despido es improcedente?
Si un trabajador considera que su despido es improcedente, debe impugnarlo dentro de los plazos legales establecidos, lo que generalmente implica acudir a los tribunales laborales. En caso de que el despido se declare improcedente, el trabajador tiene derecho a una indemnización o, en su caso, a su readmisión.
5. ¿El despido de un trabajador subrogado tiene las mismas condiciones que para un trabajador no subrogado?
Sí, los derechos de los trabajadores subrogados son los mismos que para cualquier otro trabajador. Esto incluye el derecho a una indemnización en caso de despido improcedente, así como el respeto a sus condiciones laborales previas y la antigüedad adquirida.
Conclusión
En conclusión, la subrogación laboral es un proceso que protege los derechos de los trabajadores ante cambios de empleador, asegurando la continuidad de su relación laboral y la conservación de las condiciones previas. Sin embargo, es esencial que tanto empleadores como empleados comprendan los derechos y las obligaciones que conlleva este proceso, así como las circunstancias bajo las cuales un despido puede ser legalmente válido.
A lo largo del artículo, hemos visto cómo un trabajador subrogado tiene derecho a la continuidad de su contrato y la conservación de sus condiciones laborales, incluso si hay un cambio de empleador. A su vez, el despido, aunque posible, debe cumplir con una serie de requisitos legales estrictos para ser considerado válido. Estos requisitos son fundamentales para evitar que el trabajador quede desprotegido y para garantizar que cualquier despido sea justo y conforme a la normativa.
La indemnización por despido y la posibilidad de impugnarlo son derechos que deben ser ejercidos en caso de que un trabajador se vea afectado por una terminación de su relación laboral que no cumpla con las condiciones legales. Además, las sentencias judiciales y los casos reales presentados en este artículo muestran la importancia de conocer y defender estos derechos, pues los tribunales están comprometidos con la protección de los trabajadores ante despidos injustificados o nulos.
En resumen, la clave para un despido o una subrogación laboral exitosa radica en el respeto a los derechos laborales, el cumplimiento de los procedimientos legales y la transparencia en la comunicación entre empleador y trabajador. Entender estos aspectos no solo previene conflictos legales, sino que también favorece la creación de un entorno laboral justo y respetuoso.